Mar Chiquita: cuando la política se vuelve contra la naturaleza

Eduardo Santos dialogó con LIBRE EXPRESIÓN RADIO (96.3FM) como representante de los Vecinos Autoconvocados de Mar Chiquita que defienden esta reserva natural en peligro.

La mano del hombre, la ambición desmedida, el desprecio por el equilibrio natural y la incapacidad -cuando no la corrupción- que traspasa a la vida política argentina, suponen un cóctel destructivo que no deja de agredir el medio ambiente sin detenerse a pensar en las graves consecuencias que ello tendrá para la vida misma.

Eduardo Santos, representante de los Vecinos Autoconvocados de Mar Chiquita que por estas horas luchan a brazo partido contra la pretensión de una empresa desarrolladora que desde 2011 viene intentando instalar un barrio cerrado de más de 400 viviendas en la zona protegida de la reserva mar Chiquita y también lo hacen contra la desidia y/o complicidad del poder político que llega al extremo de desconocer un expreso mandato de la justicia evitando la continuidad de la obra.

«En el ámbito de la Reserva MaB que compartimos con una enorme biodiversidad y contiene la única albufera del país, se iniciaron -allá por 2011- obras para implantar lo que comenzó a venderse como «Barrio Náutico Lagos del Mar», nos dice «efectuando movimientos de suelo que afectaron tanto al espejo lagunar como al humedal donde pretende construirse».

Una medida cautelar en el año 2015 paralizó el emprendimiento, dado que el mismo no contaba con la Declaración de Impacto Ambiental que debe emitirse previo al inicio de cualquier obra entre otras tantas irregularidades.

No contentos con ello, los desarrolladores rebautizaron como “Eco Barrio Lagos del Mar” al emprendimiento, buscando con ello limpiar su responsabilidad en el daño ya causado al Medio Ambiente.

«Consideramos un precedente nefasto la autorización de este tipo de emprendimientos inmobiliarios en áreas de Reserva Natural, porque abren la puerta para la multiplicación de los mismos en un espacio destinado a fin de preservar la biodiversidad y proteger ambientes de vital importancia para el desarrollo humano» sostiene Eduardo en conjunto con los vecinos, entidades y científicos que buscan llamar la atención de las autoridades provinciales para frenar un daño que hoy aparece imparable.

«La política -como manejo de la cosa pública- debe considerar que -más allá de los derechos propietarios- el uso del suelo debe respetar no sólo la superficie, densidad poblacional permitida, factores de construcción sobre el mismo, sino las capas subyacentes, napas y acuíferos, el espacio aéreo por sobre ellos y el efecto que tal uso tiene sobre los espacios y los seres próximos a ellos» concluye

Escuche aquí la entrevista completa: