(Escribe Adrián Freijo) – La crisis en Brasil y en Rusia cambió la perspectiva del comercio mundial. Y le dio a Mar del Plata una oportunidad única que por falta de visión puede arruinarse.
El mundo comienza a dejar atrás a bloques como los Brics al comprender que el desarrollo del comercio mundial ya no pasará por las materias primas y tampoco por los grandes volúmenes de bienes.
La crisis por el momento imparable de Brasil y de Rusia ha cambiado los ejes de proyección de la economía global y son ahora aquellos países productores de tecnología los que aparecen como acelerador del futuro. Y tal vez como expresión natural de la velocidad con que avanza el sector, ese acelerador parece estar apretado a fondo y sin muchas posibilidades de frenar, al menos en las próximas décadas.
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Los gestores de fondos del mercado emergente parecen haberse topado con su potencial reemplazo: los Ticks, con los tecnológicos Taiwan y Corea del Sur a la cabeza.
Ticks corresponde a Taiwan, India, China y Corea del Sur y su surgimiento nos dice mucho sobre la cambiante naturaleza de los mercados emergentes con los servicios, particularmente la tecnología, entrando en acción y el comercio en productos físicos, especialmente los commodities, en plena retirada.
Los Brics ya no son entonces el motor del crecimiento del mercado emergente. Hay un nuevo orden de las cosas y quien no lo entienda se quedará al margen de ese crecimiento y, por supuesto, de un desarrollo sustentable para los estándares del siglo veintiuno.
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«En muchos mercados emergentes, la velocidad con la que los consumidores jóvenes se están adaptando al cambio tecnológico, en áreas como comercio electrónico y compras online, es muy superior que en Estados Unidos», dicen quienes analizan el fenómeno. Y entre esos mercados emergentes señalan muy especialmente a América Latina..
No muchas ciudades de la región han avanzado tanto como Mar del Plata en la comprensión del fenómeno, y la idea del Parque Informático pensado y puesto en marcha por la anterior administración municipal así lo indica.
Lástima grande que la actual -encabezada por un Carlos Arroyo que no puede disimular su desprecio por la tecnología al punto de renegar de la telefonía celular, expresión casi arqueológica del desarrollo del sector- no solo ha desmantelado la Secretaría municipal que trataba específicamente sobre la cuestión sino que ha frenado la continuidad de una obra que una vez terminada y en funcionamiento lanzaría a Mar del Plata hacia el acotado club de las ciudades líderes en lo que viene en el mundo.
Alguna vez alguien se dio cuenta que el turismo social suplantaría rápidamente una actividad hasta entonces solo reservada a las oligarquías. Y nuestra ciudad picó en punta, logrando liderar el mercado durante más de medio siglo.
Unas décadas después alguien comprendió que la pesca como expresión industrial -no artesanal- sería en pocos años una actividad a escala mundial. Y de la mano del esfuerzo de inteligentes empresarios que buscaron en Europa la tecnología necesaria a cambio de capturas, Mar del Plata fue durante cuarenta años el puerto más importante de sudamérica y el gran proveedor de las dos europas de entonces.
Pareciera que aquella visión creativa ha desaparecido. En pesca y en turismo languidecemos sin remedio alguno y hemos sido superados por otros centros que tuvieron la inteligencia de ver lo que venía y actuar en consecuencia.
El sector TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) nos está poniendo frente a las narices una oportunidad histórica y que difícilmente pueda plasmarse si una vez más tenemos que correrla por detrás. La oportunidad de reconvertir la ciudad de la decadencia y el desempleo en un ariete insoslayable del mundo que viene y su comercio.
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Retomar las obras del Polo Informático, potenciar dentro del municipio un área específica a la que se le brinde todo el apoyo necesario -que ante las carencias presupuestarias debería ser institucional, proyectando asociaciones con sectores privados y la búsqueda de inversiones internacionales ávidas de avanzar en el sector- y sobre todo definiendo el sector como el principal vector de desarrollo de Mar del Plata, se convierte entonces en prioridad y en urgencia.
Claro que para ello hay que entender de que se trata, abandonar los preconceptos y entender -o tener a alguien que nos lo haga entender- cual es el mundo que viene.
La oportunidad está al alcance de la mano, el camino ya había sido iniciado…la decisión condicionará el futuro de todos nosotros.
Que alguien la tome antes que sea tarde.
