Por Adrián Freijo – Las declaraciones del secretario de Seguridad de la Nación al considerar “medio inconsciente” solicitar 500 gendarmes para Mar del Plata oficializan la actitud del gobierno hacia la ciudad.
No habrá regreso de las fuerzas federales retiradas de Mar del Plata. Así lo informó el gobierno nacional a la Municipalidad en recientes comunicaciones que hoy se complementaron con los dichos del secretario de Seguridad de la Nación Eduardo Villalba quien consideró que era “medio inconsciente” solicitar 500 gendarmes para Mar del Plata cuando La Matanza, el distrito más populoso de la provincia, tiene una suma “que ni se le acerca”.
Si desde hace tiempo se especula con la existencia de una decisión conjunta del gobierno nacional y el provincial por avanzar rápidamente sobre General Pueyrredón para promover una ingobernabilidad que complique la gestión de Guillermo Montenegro y posicione a Fernanda Raverta como la alternativa para las elecciones de medio tiempo y las generales de 2023, estas desfortunadas palabras del funcionario de Alberto Fernández no hacen más que poner las cosas definitivamente en claro.
Lo que no sería tan grave -en un país acostumbrado a la bajeza política- si no estuviese de por medio la seguridad de los habitantes del distrito, todos ellos ciudadanos de una provincia y de un país cuyas autoridades han jurado cuidar y proteger en el marco de la igualdad de todos ante la ley.
El secretario de seguridad local Darío Oroquieta había trasladado a las autoridades nacionales una petición que fue elevada ayer a la mañana minutos antes de la sesión de la comisión de Legislación. Aparentemente para los ediles el tema no requería la urgencia necesaria para proceder a su tratamiento inmediato, por lo que el expediente fue dejado en comisión para analizar la nota.
En ella el Ejecutivo se refirió en duros términos al el secretario de Seguridad Villalba y lo acusó de “un desconocimiento de la problemática local en materia de seguridad así como un desprecio a la institucionalidad del municipio y sus habitantes”. Casi como una premonición de las parcializadas afirmaciones que el funcionario tendría pocas horas después…
El tema sería de por si grave si se tiene en cuenta el crecimiento de los casos de inseguridad en la ciudad, asolada hoy por las guerras entre pandillas, la multiplicación del narcotráfico y la marginalidad y la violencia irracional aplicada a todos los delitos -especialmente a las entraderas que tienen a personas de la tercera edad como víctimas- pero se hace aún más inaceptable cuando se percibe el prejuicio ideológico y la intención de condicionar el accionar de las autoridades comunales como telón de fondo de esta absurda decisión.
Y es un claro anuncio de lo que viene en los próximos meses y que seguramente tendrá como leit motiv un constante poner trabas a cada una de las cosas que se vayan planteando como necesarias para salir de el duro momento en que vivimos. La grieta asoma en toda su magnitud y sería un error culpar por sus consecuencias al intendente o a quien hoy conduce el área de seguridad local. Son demasiadas las pruebas de buena voluntad expresadas hasta aquí y el diálogo constante con las autoridades nacionales como para que no tomemos nota acerca de quien ha entendido que es lo aconsejable y quienes siguen posando sobre la realidad la mirada mezquina del interés electoral y partidario.
Pero además lo sostenido por Villalba es una supina mentira: en la actualidad hay 7500 efectivos de fuerzas federales desplegados en territorio bonaerense y la lista de municipios elegidos se confeccionó a partir de pedidos de asistencia de los intendentes y bajo el pretexto de «dificultades de coordinación» el Ministerio de Seguridad nacional avanzó en acuerdos con los jefes comunales que solo después fueron informados informados a la administración bonaerense, aunque solo Sergio Berni presentó públicamente su queja por este accionar.
Y no es casual que para la distribución de gendarmes y prefectos se eligieron localidades de Avellaneda, Quilmes, La Matanza, Almirante Brown, Moreno, Esteban Echeverría, Florencio Varela y Lomas de Zamora, todos municipios gobernados por el Frente de Todos.
Ese diagrama, para Villalba y los suyos, no tiene nada de «inconsciente»…
Los marplatenses tenemos que estar atentos, cerrar filas con nuestras autoridades y exigir que se repongan las fuerzas que nos fueron retiradas para evitar el avance de esta indefensión que nos agobia y que no parece importar ni a la nación ni a la provincia.
Las mismas que después tienen el descaro de preguntarse sorprendidas porque Mar del Plata nunca vota al peronismo. ¿Será que no nos gusta ser rehenes de nadie?…
En definitiva, otra vez nos empujaron dentro de la grieta…y la culpa no es de Oroquieta.