Berlín, París y Londres fueron epicentro de las protestas de los «anticuarentena» que exigen el levantamiento de las medidas de aislamiento. Crece el malestar con los gobiernos.
Cientos de británicos llenaron el sábado Trafalgar Square a los gritos de «¡No consentiremos!» y «No más confinamientos», en la mayor manifestación celebrada hasta la fecha contra las medidas del Gobierno de Boris Johnson para controlar la pandemia del coronavirus. Ante la mirada complaciente de la policía, que no se esforzó por imponer las mascarillas ni la distancia social, la inusitada amalgama de manifestantes (entre tres mil y cinco mil, según las primeras estimaciones) lanzó sus proclamas contra las farmacéuticas, Bill Gates, el 5G y los grandes medios, por contribuir al pánico general.
Con 41.486 muertes oficiales (la cifra más alta de Europa) y más de 1.500 nuevos casos diarios, el Gobierno británico considera que no se puede bajar la guardia ante el Covid-19.
«Vivimos en un estado de manipulación, sumisión y censura», denunció Laila Stevens, que regentaba una librería en Hackney, al este de Londres, y se ha visto obligada a echar el cierre. «Los medios británicos están más pendientes de las protestas en Alemania que lo de que está pasando ya aquí. Nos están estrangulando, nos estamos acercando a una situación límite. Hay que poner fin a este experimento social que dura ya más de cinco meses».
La manifestación de Times Square, convocada por el grupo Unite for Freedom, unió a libertarios de derechas y a militantes de la vieja izquierda (como el meteorólogo Piers Corbyn, hermano del ex líder laborista). Médicos «rebeldes» como Andrew Kaufman o Kevin Corbett dieron su apoyo a las protestas. Pancartas a favor del veganismo o contra las vacunas se dieron la mano con las máscaras de Guy Fawkes (las únicas consentidas) y con consignas contra el «lavado de cerebro» de la BBC (British Brainwashing Corporation).
-Disturbios en Berlín-
Tensión en las calles del centro de Berlín este mediodía después de que la policía disolviera una multitudinaria manifestación negacionista del coronavirus por no respetar la distancia de seguridad entre los participantes, una condición que fue considerada indispensable para que la marcha fuera finalmente autorizada por un tribunal.
La marcha venía rodeada de polémica, ya que el ayuntamiento de la capital alemana había prohibido inicialmente la manifestación por «razones de salud pública», ante la imposibilidad de respetar la distancia de al menos 1,5 metros entre los manifestantes. Los organizadores recurrieron y finalmente el Tribunal Administrativo de Berlín les dio la razón, aunque puso condiciones: aunque no sería obligatorio el uso de mascarilla entre los participantes -la norma vigente en Berlín exime de su uso al aire libre-, los organizadores tendrían que asegurarse de que se respete la distancia mínima.
Tras una larga negociación, la policía disolvió la marcha al considerar que no se habían cumplido los requisitos que impusieron las autoridades para la celebración de la marcha. La intervención de la policía, que realizó algunas detenciones, provocó algunos enfrentamientos y calentó el ánimo de los manifestantes más radicales con gritos e insultos a los uniformados.
Unas 18.000 personas, según los organizadores, salieron a las calles de la capital alemana en lo que denominaron «Festival de la libertad y la paz». Desde primera hora del sábado las calles Unter den Linden, Friedrichstrasse, la Puerta de Brandeburgo y el Paseo del 17 de junio se mostraban cortadas al tráfico y muy concurridas. La manifestación congregó a colectivos de «pensadores libres», activistas antivacunas, partidarios de teorías conspirativas y simpatizantes de extrema derecha, pero también a familias con niños y personas no necesariamente adscritas a una ideología política concreta.