Por Adrián Freijo – Entre ambos suman votos que se acercan a una cuarta parte del electorado. Hoy aparecen como las víctimas de la estrategia de Cristina y Cambiemos. ¿Y si es al revés?
En una realidad aparentemente polarizada, tanto Cambiemos como Unidad Ciudadana luchan ahora para quedarse con los votos de aquellos que no eligieron ninguna de estas opciones en las recientes PASO. Y Sergio Massa, con un porcentaje de sufragios que lo convierte claramente en la tercera fuerza, y Florencio Randazzo, muy lejos de sus sueños pero dueño de una realidad atendible, aparecen como las víctimas propiciatorias de las apetencias de los «ganadores».
Los contactos ya son febriles y desde los campamentos oficialista y el cristinismo ya partieron raudos los embajadores tratando de seducir vaya a saber uno con que «promesa», aunque lo sospeche, a quienes temen quedarse fuera del reparto después de octubre. Y algunos ya parecen haber caído en las redes de esa seducción…
Si es verdad aquello que sostenía Perón acerca de que «la víscera más sensible del hombre es el bolsillo», no costará mucho entender por donde viene la mano. Pero la historia enseña que quienes ceden al poder del dinero o compran vanas promesas de amor, siempre terminan avasallados por una realidad que no es la soñada.
Además, sobre todo en el caso del tigrense, es claro que sus votantes no son todos peronistas. Aunque no se sepa cuanto aportó Margarita Stolbizer -muchos de cuyos seguidores no pudieron digerir la alianza con alguien que fue nada menos que Jefe de Gabinete del gobierno que se fue- es claro que varios miles de votos fueron recolectados por el GEN y que muchos independientes, que tan solo no querían quedar atrapados en la oprobiosa grieta que nos han impuesto, también optaron por el Frente 1País, aunque seguramente esperaban mejores resultados.
No debe ser fácil por estas horas para Massa y para Randazzo elegir el mejor camino para no ser pulverizados por una polarización que seguramente será impuesta hasta por la fuerza por los que hoy aparecen como finalistas excluyentes. Posiblemente ambos estén pensando más en no perder capital político que en una escalada que los ponga nuevamente en carrera.
¿Pero no será tal vez el momento de «parar la pelota» e intentar por un camino alternativo?.
Hay un 10% de argentinos que seguramente se sumarán con su voto a la competencia de octubre. Si se mantienen los guarismos históricos de las elecciones generales, esa será la diferencia de participación con respecto a las PASO.
¿Porqué entonces no creer que muchos de ellos faltaron a la cita porque no creen en la crispación a la que unos y otros quieren someterlos?, ¿porqué no suponer que están esperando una propuesta que los saque de ese tironeo que tantas veces se hizo presente en la vida política argentina y que tanto daño sembró?.
Si los votos de ambos sectores toman una sola dirección -todo indicaría que la opción más razonable encaminaría a muchos peronistas que en agosto se inclinaron por Randazzo hacia el caudal mayor del tigrense- y el mensaje tiene la capacidad de sumar a los ausentes de hace dos domingos, el escenario de octubre presentaría una tercera opción cuyo lema bien podría ser «basta de grieta» o el más personalizado «no soy un objeto para que me obliguen a optar y no a elegir».
Ello daría paso a un país cuyo poder político se vería siempre obligado a negociar, a consensuar y sobre todo a dialogar. Una verdadera sociedad en democracia y no este conglomerado amorfo que siempre está dependiendo de un poder hegemónico.
Todos quieren a Massa y a Randazzo; y no para favorecerlos sino para debilitarlos.
Pero…¿qué quieren Massa, Randazzo y sobre todo sus votantes?.
Tal vez otra cosa….