Por Adrián Freijo – Las autoridades del PAMI llaman la atención sobre casos de facultativos que prefieren resguardar su propia salud abandonando sus obligaciones.
Una comunicación del PAMI a los profesionales de la salud que mantienen contrato con la institución es la primera respuesta a una cuestión que mucho preocupa por estas horas: muchos médicos, a pesar del momento especialmente grave que atraviesa el país y el carácter de población de riesgo de la mayoría de los pacientes del Instituto, han priorizado su propia seguridad y se niegan a atender a los adultos mayores que de esta forma quedan en estado de indefensión y ven crecer peligrosamente el riesgo de afectación.
Esta actitud inconcebible en quien ha jurado velar por la salud de sus pacientes, obligó a las autoridades del PAMI a recordar no solo el compromiso moral sino también el jurídico de los profesionales de la salud, ya que existe un contrato legal de por medio e incumplirlo conlleva las correspondientes sanciones.
En uno de los párrafos de la comunicación se indica con claridad que «así mismo discontinuar la atención de personas afiliadas en el contexto de la emergencia sanitaria…es una conducta inaceptable» para continuar afirmando que «la prestación de los servicios asistenciales a su cargo en el lapso de vigencia del contrato se considera servicio de asistencia social de interés público (art. 33 Ley 23361) y que la interrupción de las prestaciones convenidas se considerará infracción a la normativa vigente».
Sería bueno que no todo quedase en una comunicación. La sociedad tiene derecho a conocer quienes, pese a no pertenecer a un grupo etario de riesgo, prefieren abandonar a quienes si lo están. Máxime cuando los facultativos más veteranos, que podrían esgrimir argumentos para apartarse de sus obligaciones, se mantienen al pie del cañón cumpliendo con aquel juramento del que hablábamos más arriba.
Todo ello explica en gran medida que, al lado de la admiración que nos produce la constatación de verdaderas proezas médicas que en estas horas se emparentan con el heroísmo, crezca también la insatisfacción de los usuarios de los sistemas de salud, hecho que va de la mano con la declinación de los valores éticos profesionales y el severo enjuiciamiento de la profesión médica por parte de la opinión pública, más atenta que nunca a los casos que muestran una mercantilización de una de las más sagradas actividades de la humanidad.
El modo propio de la relación médico paciente consiste en la equilibrada combinación de las operaciones objetivas y las operaciones empáticas, necesarias para el diagnóstico y tratamiento y para el acompañamiento del paciente durante el proceso de enfermedad. ¿En qué estado de indefensión real y debilidad emocional queda entonces aquel -máxime cuando se trata de personas de edad avanzada- toma nota de que su médico de cabecera ha abandonado la trinchera para asegurar su propio resguardo?.
Cosas de un país que por estas horas observa miles de casos de solidaridad que conmueven y muchos otros, quizás demasiados, que nos hacen revivir lo peor de la miseria humana.
Pedimos entonces reflexión a los involucrados y claridad y dureza en las sanciones a los responsables. No son tiempos para egoísmos o desintereses…