Ayer fueron dos jóvenes a quien su custodio dejó solos para ir a comprar cigarrillos. Ahora cuatro presos de Batán que salieron caminando tranquilamente por la puerta principal. Insólito.
En fuentes políticas y judiciales se comenta que todo s parte d un mensaje mafioso que el Servicio Penitenciario Provincial está dejando a la gobernadora por su avance en la reorganización de la institución. Es que las mafias que sobreviven en la misma, al igual que las aún enquistadas en la policía provincial, ven como una enemiga a esta mujer que pretende cambiar las cosas y amenaza con terminar con millonarios negocios que hasta ahora marchaban sin control alguno.
Ayer dos delincuentes juveniles escaparon cuando los operadores de Minoridad que los trasladaban se detuvieron en la calle a comprar cigarrillos.
Los dos evadidos son internos del Instituto de Menores de Batán y estaban siendo trasladados al complejo penitenciario desde el Natatorio Municipal, donde tenían concedidas clases de natación.
Ahora las autoridades del Servicio Penitenciario confirmaron que se buscan a cuatro reclusos que durante la madrugada huyeron del sector destinado a las viviendas del programa Casas por Cárceles.
La fuga se registró cerca de las 4 de la mañana y se verificó poco después mientras se efectuaba un recuento de los presos que debían retornar de sus salidas autorizadas.
Precisamente cuando el personal del Servicio Penitenciario Bonaerense se dispuso a realizar el control de re-ingresantes comprendió que faltaban 4 presos que poco antes habían regresado. Los cuatro fugados –habrían huido sin mayores contratiempos por uno de los accesos principales a la cárcel de Batán– estaban a disposición del juez de ejecución Juan Galarreta.
En ambos hechos está presente el error humano y ello hace que todas las miradas se dirijan hacia un servicio penitenciario sospechado y que desde la recordada fuga de los Lanatta y Schillaci no ha dejado de producir escándalos.
Y los dueños de esas mismas miradas previenen acerca de lo que puede ocurrir durante este mes de mayo, tiempo en el que sostienen que se dará la última batalla.