Por Adrián Freijo – Una ceremonia realizada por el arzobispo de La Plata que parece una provocación a las víctimas y a la sociedad. La jerarquía eclesiástica y su desprecio por la gente.
¿Hacía falta?, ¿ayuda a que la gente crea en las buenas intenciones de Francisco o más bien mueve a pensar una impostura?. ¿Hasta cuándo la Iglesia Católica va a seguir despreciando a una comunidad que crece en el repudio a la obscenidad como método y a la impunidad como norte?.
Los restos del cura Eduardo Lorenzo, quien se suicidó la noche del lunes luego de que la jueza Marcela Garmendia pidiera su detención por estar acusado de abuso de al menos cinco varones menores de edad a su cargo en una parroquia platense, recibieron una ceremonia de exequias este miércoles en la misma parroquia donde habrían ocurrido varios de los delitos denunciados.
La misa se realizó en el templo Inmaculada Madre de Dios, del barrio de Gonnet, en La Plata, y estuvo a cargo del arzobispo de La Plata, Víctor Manuel “Tucho” Fernández, envuelto en la casulla púrpura tradicional para ritos funerarios, en presencia de varios miembros del clero, lo que generó el repudio de las víctimas de Lorenzo y sus familiares.
Tal era el grado de impunidad de Lorenzo -que fue confesor del Padre Grassi- que estaba denunciado por abuso sexual con acceso carnal agravado estando bajo las órdenes de los arzobispos Antonio José Plaza, Antonio Quarracino, Carlos Galán y Héctor Aguer. Décadas de llevar adelante su abyecta vida sin recibir otra cosa que no fuese protección de parte de sus pares.
¿Cuál es entonces la verdadera cara de la jerarquía Vaticana?. Mientras el Papa Francisco -hoy derrotado o cómplice del nauseabundo submundo que los escándalos sexuales y financieros han puesto en evidencia como parte de la realidad curial de Roma- insiste en medidas de maquillaje y dramáticas advocaciones a un cambio que será imposible mientras se siga protegiendo a los culpables de hechos tan aberrantes, la realidad debería comenzar a preocupar a una Iglesia en retirada en el mundo entero.
La Segunda Encuesta Nacional de Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina realizada por el Conicet, para mostrar solo lo que ocurre en casa, reveló que en la última década la Iglesia Católica perdió al 13% de sus fieles, mientras que los evangélicos crecieron levemente y los clasificados como «son religión» pasaron del 11 al 19%.
Pese a que continúan siendo la mayoría, muchos argentinos ya no se identifican con la religión católica. En 2008 se declaraban bajo esta fe 76,5 % de los encuestados, pero este año pasaron a ser el 62,9 %. ¿Alguien puede dudar del impacto de los escándalos de pedofilia y la consecuente cobertura eclesial a los culpables en esta situación de decadencia?.
En México, un país con una fortísima tradición católica, la Iglesia ha perdido en los últimos 60 años a casi un 16% de sus devotos y ha aumentado en un 4% el número de los que se declaran ateos.
Pero seguramente el dato más determinantes es el que indica que en el año 2015 cifra la cifra de católicos en el mundo era de 1285 millones y hoy hay 1299 millones. Aunque el aumento ha sido de 14 millones, en porcentaje se aprecia una ligera disminución ya que se pasó del 17,73% de la población del mundo al 17,67%, lo que se acentúa como señal de alerta cuando se tiene en cuenta el crecimiento demográfico y el de la captación de otras religiones o del ateísmo.
Mucho va a tener que esforzarse el Iglesia Católica para entender. Estas provocaciones constantes y la tibieza vaticana para reslver de cuajo la cuestión de una pedofilia extendida casi como modalidad interna de la institución, deberán dejar paso a una purificación real, dura y sobre todo inflexible a la hora de castigar y denunciar.
Triste sería que en la imagen de un alto prelado homenajeando a un pedófilo la gente pudiese llegar a confundir una actitu miserable con un mandato divino.
Tan triste como definitorio….