En el primer día del aflojamiento de la cuarentena se pudo observar una gran cantidad de comercios trabajando. Sin embargo el nivel de ventas es aún muy bajo.
Cumpliendo estrictamente los protocolos sanitarios dispuestos por el Municipio, los comerciantes de la ciudad encaran con entusiasmo y cautela el primer día de reapertura del sector, que durante sus primeras horas registró un leve movimiento comercial.
También hubo un estricto cumplimiento del protocolo por parte de los comerciantes: además de exhibir en las vidrieras el número máximo de personas autorizadas a ingresar, advierten la obligatoriedad de uso de tapabocas para ingresar, entre otras exigencias establecidas en el protocolo de la actividad.
De todas maneras, y a diferencia de la prueba piloto, no hubo grandes concentraciones de grupos en las calles o veredas, como tampoco personas consumiendo alimentos o bebidas en vía pública.
Aunque la alegría de volver a levantar las persianas es evidente, muchos comerciantes no dejaron de manifestarse cautelosos frente al panorama que se aproxima. Si bien destacaron la necesidad de contar con la habilitación total de la actividad (actualmente trabajan con un permiso precario de 72 horas hasta tanto el Ministerio de Salud de la Nación oficialice la habilitación ya acordada), una de las mayores preocupaciones se centra en el impacto que la pandemia tendrá en las ventas comerciales de una ciudad turística.
“Estamos muy felices. Todos los comerciantes nos unimos para poder lograr el objetivo que hoy puedo decir que está cumplido a medias, porque solo tenemos el permiso precario por 72 horas. Pero al menos, después de tanto tiempo de estar cerrados, pudimos volver y esperamos que estos días sean productivos”, señaló a este medio María Liberati, comerciante de la zona Güemes.