Murió Miguel Ballícora, gloria del básquetbol de los 50 y 60

Por José Luis Ponsico (*) – Gloria en el básquetbol de River décadas del 50 y 60. Base, también alero, jugó 19 temporadas, entre 1953 y 1971. Muy de River. Amigo de otras figuras. Tenía 85 años

 

José Luis Ponsico

Un personaje. Tipo sencillo, afable. Con gran sentido del humor. En su momento, gloria en el básquetbol de River décadas del 50 y 60. Base, también Alero, jugó 19 temporadas, entre 1953 y 1971. En 14 de ellas, capitán. Un grandote, 1.90, físico corpulento.  Muchos años empleado bancario. Muy de River. Amigo de otras figuras. Tenía 85 años

Pero uno de los matices más destacados, su fervor peronista. «Conocí al General estando como estudiante en la UES Unión de Estudiantes Secundarios. Allí, «»conseguí que me distinguiera a mí y a Oscar (el «Loco») Ibañez,  un malabarista, luego «estrella» del club San Andrés.

«El General Perón iba de visita y terminaba hablando de básquetbol con nosotros, Oscar Ibañez y conmigo. Le habíamos caído bien. Al punto que en el ciclo glorioso desde los tiempos del Campeonato Mundial ganado en el 50 con Oscar Furlong, Leopoldo Contarbio, el «Negro» González, Omar Monza, el básquetbol se hizo muy popular», contó.

Ballícora había nacido en pleno centro porteño. Calle Maipú al 200 como constataron Víctor Lupo y Horacio del Prado en el libro «Cien deportistas porteños» publicado hace doce años con la presencia de varios notables del baloncesto, entre ellos el propio Miguel en cercanías de la Legislatura Porteña.

Ballícora marcando a Carlos Vasino de San Lorenzo

El ciclo de grandes continuó en los años 50 con la fuerte representación en los Panamericanos de México de marzo del 55, donde Ballícora, 19 años, resultó uno de los destacados. Seleccionado donde ya brillaba Ricardo Alix, Club Villa del Parque, 1.92, considerado el «crack» de la época.

En River participó en 19 temporadas desde 1953 cuando debutó con 17años. Catorce años capitán y virtual «caudillo» de un equpo que ganó torneos entre 1965 y 1966. Con Jorge Curi, Tomás Sandor, Feresín, Cóccaro, la conducción de Alberto López, integrante de los mundialistas que ganaron en el Luna Park en 1950.

En el 56 una generación de notables cayó en desgracia por logros deportivos «en tiempos del Deporte con Perón». Uno de los perjudicados, Miguel Ballícora que después de México´55 recibió una motoneta «Premio al Mérito Deportivo» de la Fundación Eva Perón.

«Miguel, ¿cómo fue la historia de la motocicleta Puma que recibieron usted y otros, ganadores de medallas en los torneos Panamericanos de México´55? indagó el cronista de la Agencia Télam en una entrevista exclusiva a medio siglo del genocidio deportivo como pintó el escritor del pensamiento nacional, Alfredo Aguirre.

«Nos llevaron a todos a la Comisión Investigadora que formó un Interventor de apellido Huergo plena Revolución Libertadora. Suspendieron a glorias del atletismo, Delfo Cabrera, Osvaldo Suárez, Wálter Lemos. Unos treinta del básquetbol tiempos de Alix, Felipe «Yuco» Fernández, Hugo Olariaga, Marcelo Tulli, Gustavo Chazarreta, Guillermo Riofrío«, describió.

«La anécdota conocida por la mayoría de los suspendidos me tiene como protagonista directo: uno de los allegados a Huergo me obligó a declarar la motocicleta recibida como premio. Le contesté que la Fundación Eva Perón no me había dado nada. Que lo recibido venía por parte de un amigo», comenté en la Confederación de Básquetbol, Intervenida.

» ¿ Quién resultó el amigo que le otorgó la motocicleta como premio al mérito deportivo ?» indagó el tipo. Una narración inolvidable. El colega e historiador Osvaldo Jara registró en su libro «El Deporte con Perón» aquella anécdota imperdible.

Ballícora, 80 y 90 estuvo cerca del universo River. Amigo de Hugo Santilli cuando el padre de Diego funcionario del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, en los 80 alcanzó la presidencia. El club vivió un ciclo dorado con el «Bambino» Héctor Veira DT con notables: Norberto Alonso, Enzo Francéscoli, Américo Gallego, Oscar Ruggeri, Nery Pumpido y Claudio Morresi. entre otros.

Empleado bancario, gloria del básquetbol, corazón riverplatense, padre amado y abuelo tierno. Se fue de este mundo como él quería: en silencio, rodeado de afecto y con memoria peronista activa. Un grande. Estará siempre en el alma de su gente.

(*) Columnista de La Señal Medio, Libre Expresión y «Mundo Amateur»