Ni viejos ni enfermos, las vacunas son para movimientos sociales

Así lo definió el presidente Alberto Fernández pese a que varias provincias, incluida la CABA, se quedaron sin vacunas para continuar aplicando. ¿Y si dejan de marchar y propagar el contagio?.

Los movimientos sociales acordaron con el gobierno nacional reservar una partida de 70.000 vacunas para inmunizar a las personas que colaboran en los comedores y merenderos populares para evitar que esos espacios comunitarios se cierren por enfermedad de quienes trabajan asistiendo a los sectores más vulnerables ante la segunda ola del COVID-19.

El primer pedido, tal como informó este medio, los dirigentes se lo hicieron directamente al presidente Alberto Fernández el 30 de marzo pasado. El mandatario aseguró que lo hablaría con su ministra de Salud. Hace unos días fue Carla Vizzotti la que se reunió con referentes de los sectores sociales y acordaron los lineamientos generales del operativo. Unas semanas antes, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, también había planteado la inquietud a la Casa Rosada.

En tanto se supo que el gobierno tiene almacenadas 787.392 dosis de vacunas contra el coronavirus sin distribuir. El dato, que surge de información pública, llama la atención en un momento donde hay dos provincias que se quedaron sin inoculantes y otras dos están al borde de quedar en la misma situación.

El lunes se informó que San Luis y La Pampa se convirtieron en las dos primeras provincias en quedarse sin vacunas. Ayer por la mañana el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, confirmó también que la Ciudad de Buenos Aires tampoco tiene más dosis aunque pasado el mediodía del martes ingresaron 30.000 nuevas inyecciones.

En la reunión con Fernández estuvieron presentes Daniel Menéndez, el referente de Somos Barrios de Pie, el diputado nacional y hombre fuerte de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Juan Carlos Alderete, y Gildo Onorato, dirigente del Movimiento Evita.

Más allá de la validez del pedido de vacunar a quienes atienden en comedores y merenderos para evitar que estos lugares deban cerrarse por contagio de quienes están al frente, llama la atención que el gobierno acceda al pedido sin pedir a cambio que cesen las marchas y los cortes multitudinarios que ponen en riesgo la salud pública de miles de argentinos. Parece, una vez más, que las reglas de juego las imponen los grupos piqueteros y son acatadas sin chistar por los gobernantes electos por la gente.

Una postal de esta argentina sin pie ni cabeza…