Otra vez se llenarán de palabras huecas los programas televisivos, escucharemos las peroratas de los políticos como en Cromañón, la fiesta electrónica y tanta otra tragedia. Y no pasará nada.
Ayer nomás hablábamos de la necesidad de «cambiar la lógica» de una Argentina que lleva décadas de fracaso y retroceso (La necesidad de cambiar la lógica del fracaso) y decíamos que no es posible cambiar el destino insistiendo con las mismas cosas.
Hoy lamentamos otra tragedia, en este caso en un recital del Indio Solari en el que la irresponsabilidad de los organizadores, la voracidad de los funcionarios y el misticismo enfermizo del artista anunciaban que más temprano que tarde iba a pasar lo que pasó.
¿Qué hacer?, ¿prohibir?, ¿perseguir?…¿ignorar lo que pasó?.
Nada de eso; tenemos que resolver esta cuestión y debemos hacerlo como lo hacen las sociedades inteligentes: desensillando hasta que aclare.
No prohibir, pero si suspender la autorización para estos eventos masivos hasta poder generar una estructura de seguridad apta para controlar y, en el caso de desbordes, resolver. Todos sabemos que si en Olavarría las cosas hubiesen sido más graves, no había estructura hospitalaria ni sanitaria capaz de resolver la cuestión. Si hasta los teléfonos colapsaron frente a la magnitud de las personas que demandaban su uso.
Sin atención de salud, sin comunicaciones, sin transportes suficientes para tratar de evacuar a miles de personas, sin provisión suficiente de medicamentos, ni alimentos, ni agua potable...¿se da cuenta el lector de lo que estamos hablando?
Y no había estructura en Cromañón, ni en la fiesta electrónica que se llevó puestas tantas vidas…ni en la trágica Puerta 12 de River hace casi medio siglo.
¿Se acuerda del tiroteo en San Vicente durante el traslado de los restos de Perón?. Durante dos horas miles de personas quedaron libradas a la suerte de no recibir un balazo de cualquiera de los bandos en pugna, sin que apareciese algo similar a un operativo de seguridad que frenase la locura.
¿Y las barras bravas?, sus eternas peles y enfrentamientos con armas dentro de los estadios que llegan ahí sin que nadie atine o quiera hacer algo.
Argentina no está hoy preparada para acontecimientos masivos. La impericia, la corrupción, la desidia y la complicidad del estado hace que todo quede librado a la suerte.
Si lo queremos resolver, paremos ya. Construyamos una red de prevención y seguridad que sea profesional y suficiente. Y pongamos responsabilidades penales en alguien; ya es hora que cuando pasan estas cosas alguien vaya preso y no que todo se diluya en programas televisivos cuyos conductores son capaces de defender lo indefendible a cambio de unos pocos pesos.
Apenas han pasado algunas horas, la sangre aún está caliente…y las pantallas ya se llenan de «figuretis» que estuvieron, o vieron, o escucharon, o les contaron.
Basta, paremos. barajemos y demos de nuevo… por donde vamos es seguro que cada acto que junte una multitud se convierta en un polvorín a punto de explotar y llevarse muchas vidas.
C-I-V-I-L-I-C-E-M-O-S LA ARGENTINA; de una vez por todas.
Lo demás vendrá por añadidura…