(Redacción) – La oposición no supo unirse antes de las PASO y enfrenta ahora el desafío de saber que dividida marcha hacia una segura derrota en octubre. ¿Como hacer para evitar ese costo?
Una de las consecuencias más clara que mostraron las PASO fue el precio que la oposición pagó por no escuchar la voz de la gente. Mientras los argentinos cansados de este tiempo kirchnerista pedían a gritos que todos se unieran, los dirigentes de ese amplio espacio -que sigue nucleando al 60% del país- prefirieron hacer valer los egos personales, las ansias de protagonismo y el consejo de los que desde afuera siempre ven las cosas de acuerdo al color de quien les paga y, alegre e irresponsablemente, fueron desunidas a un comicio que aunque lo nieguen terminó con una paliza.
¿Cuántos de los votantes terminaron optando por la oferta conocida del FPV, tal vez desencantados por la inacción torpe de los que gritando que había que terminar con el personalismo no fueron capaces de dar un paso al costado para construir una oferta común a las necesidades de la gente?.
Ahora dicen de la necesidad de «sentarse para construir una agenda común», pero seguramente al afirmarlo deben estar pensando que en esa instancia el papel protagónico debe tenerlo cada uno de ellos.
Por lo demás, el hombre de a pie se pregunta si esa supuesta agenda estará representada en octubre por la misma cantidad de boletas o si alguien está seriamente dispuesto a quedarse en su casa para simplificar la grilla y permitir que el electorado visualice una opción concreta en la que expresar su enojo.
¿Difícil?….seamos sinceros: IMPOSIBLE.
Por lo tanto todo lo que se haga será levantar castillos en el aire, llenar ese aire de palabras y sentarse a esperar un triunfo oficialista que hoy parece muy difícil de evitar.
Y esperar la próxima elección para, una vez más, no escuchar a la gente.
Como siempre.