Oscar López Turitich, el «Hombre que está solo y espera»

Por José Luis Ponsico (*)Como tantos otros que conocieron los primeros planos del fútbol argentino, Oscar López Turitich sufre hoy los efectos del olvido y la soledad de la ingratitud de clubes y jugadores.

 

José Luis Ponsico

Nunca fue un jugador tocado por la varita mágica (Silvio Marzolini, por citar a uno de los más grandes, en el lateral izquierdo). Apenas tuvo la sangre «guaranì», la idea del «combate» por la vida, futbolista de marca férrea, utilizando la línea lateral, izquierda, como «aliada». En el recuerdo de 1985.

Oscar López Turitich, 61 años, inferiores en Platense («La noche de los penales que atajó Osmar Miguelucci, para salvar a Platense del descenso, febrero del 77, yo ya concentraba con la Primera; inolvidable partido en el Viejo Gasómetro») comentó en la entrevista que agradeció varias veces durante la hora y media de charla.

1977: Se patearon 22 penales, Miguelucci fue el héroe y López Turitich fue parte de esa historia

Hace seis años sufrió una grave infección, estuvo al borde de una gangrena. Los médicos no tuvieron otra salida que la amputación de la pierna derecha en el Hospital Manuel Belgrano del partido de San Martín, en cercanías de la cancha de Chacarita Jrs. donde vive actualmente.  Un monoblock a 15 cuadras de la Gral. Paz.

«Agradezco la visita -pintó el duro marcador de punta de los 80- algunos de mís ex compañeros me llaman Otros han venido. Entre los que más se acuerdan de mí, el «Negro» Héctor Enrique, «8» de River, campeón  del mundo del 86, ciclo glorioso. También el «Tapón» Jorge Gordillo» recuerda el hombre de las muletas.

«La infección sobrevino por golpes recibidos durante 15 años de fútbol de Primera; un problema agravado por diabetes donde la corriente sanguínea produjo coagulación que determinó estar al borde de la gangrena. Cuando me amputaron la pierna tenía 55 años. Ya estaba con problemas económicos» evocó.

Nacido en un barrio obrero de Asunción, Paraguay. («Soy del 60 igual que Diego Maradona, Yo nací el 10  de julio. El genio de Fiorito30,  de octubre del mismo años. Una gran pena su fallecimiento», lamentó) A los 9 años la familia López Turitich radicada aquí, Gran Buenos Aires. Su padre tornero, matricero. Obrero metalúrgico.

Un ex jugador que vive el drama de tantos que dejaron todo en una cancha

«Platense mí infancia y adolescencia. Saavedra, Vicente López, San Martín, Gente de trabajo, barrios con chimeneas, muy fabriles. Una vida difícil en tiempos de la dictadura, Vivimos el cierre de muchas pequeñas y medianas empresas. Otros tiempos» añade.

«Estimado, por qué no vamos al tema taquillero, cuando  usted atajó aquél penal al Potrilllo, el gran Fernando Morena, goleador histórico de Peñarol de Montevideo que había pasado a Boca en el 84 ? indagó el periodista autor de éstas líneas.

«Les juro que imaginé de entrada que Morena, muy zurdo, que había cruzado el primer penal cuando todavía estaba (Gabriel) Puentedura en el arco -luego lesionado- lo patearía a mí derecha. Con su pié zurdo, abierto» confesó Platense estaba perdiendo dos a cero, empató el partido con uno menos y encima Turitich elevó la hazaña.

«Creo que River me vino a buscar por lo que en el Calamar se consideró poco menos que una Epopeya», sonrió.

Tuve algunos partidos en Primera. Uno que siempre me apoyó el «Nano» (Fernando)  Areán. Estuve un año y medio y pasé a Huracán. ¿ El «Bambino» (Hèctor) Veira ?. No me tuvo muy en cuenta. Jugué poco con él» siguió.

Tarde de gloria: arquero improvisado le ataja un penal al legendario goleador Fernando Morena

«River, conversaciones de los muchachos del 85, el «Cabezón» (Oscar) Ruggeri, también Enzo Francéscoli, ellos cuando «Olé» publicó una nota con todo mí problema, hicieron alguna ayuda. Pero no se pudo destrabar en ANSES el expediente para jubilarme por discapacidad. Ser jubilado y tener asistencia médica de PAMI», avisó.

El asunto de la «discapacidad» es clave. Los organismos -abogados que no siguieron el caso- siguen con trabas. «Cuando vuelva el público a las canchas puedo ir con las muletas. Si voy a Platense hasta me gustaría hacerlo con el periodista Alejandro Fabbri que también me mandó mensajes. Es muy del «Marrón», añade.

«Lo mismo ir a River, llevado por el uruguayo Francéscoli, mís amigos Héctor Enrique y Jorge Gordillo, que tienen es vivir con limitaciones. Sin trabajo, lo que los periodistas dicen «estar fuera del sistema» acotó Turitich.

Abajo, una canchita. La veintena de pibes -desde el pequeño balcón del «monoblock» asiste como una platea- la mayoría con camisetas de Chacarita Jrs. juegan su «picado». El marcador, abreva: «Los miro, ojo de aquí quizá salga alguno bueno  y por ahí me salva… » entre risas. Al fondo, paredón con el escudo del club «funebrero».

«Me ayudaron de la Red Solidaria -ONG de Juan Carr- enterados del problemas me enviaron las muletas. Creo que ya necesitan un reemplazo. Parece que «las gasté», dice sin perder algún sentido del humor. Es obvio que se banca toda la desgracia.

Platense fue el club que lo proyectó al fútbol más grande

El protagonista remite desde la literatura política al gran Raúl Scalabrini Ortiz, nacido en Corrientes, pero que hizo de su obra maestra (1931) «El hombre que está solo y espera», retrato del porteño en medio del comienzo de la «década infame». Cuando advertía sobre la dominación extranjera. «El capital puede ser exclavizador», avisaba.

En otro orden, siguiendo a los grandes, Turitich, mirando a los pibes desde su balcón -una mirada a veces perdida- recoge el pensamiento de Osvaldo  Ardizzone cuando hablaba de los pibes. «El potrero de los que emergen con barro en las orejas», decía el periodista y poeta.

Con el abrazo, suyo, de su hijo Darío, 27 años («Muchachos gracias por venir. Dios los bendiga… «) renueva esperanza en los clubes donde jugó; el ambiente del fútbol, abogados para destrabar expedientes, el trámite jubilatorio, la ayuda social de Agremiados y mutuales de ex futbolistas. Un universo que hasta ahora aparece poco.

En el regreso, comentario inevitable: los que fueron -Jorge Marti, artífice, «arqueología» encontrando piedras preciosas el hijo del cronista, Leandro, virtual conductor en el ida y vuelta- en medio de los reconocimientos: » ¡ Pensar que en los ciclos televisivos muchos que no jugaron ganan fortunas para hablar de los que jugaron, donde muchos están en la lona !».

El fútbol es la prédica de Santa Rita, «la que te dá y te quita». Lopez Turitich no pierde ilusiones, esperanzas. La «Casa del Futbolista» propondrá un homenaje -hasta puede ser en el Club «El Tábano» cuño «Calamar»; habitan «duendes», allí Julio Cozzi, Santiago Vernazza, Antonio Báez, Rubén Sosa, Martín Pando y hasta el «Polaco» Roberto Goyeneche, entre otros.

Será el próximo capítulo

 

(*) Columnista de La Señal Medios, Libre Expresión y Mundo Amateur