Pablo Prigioni, la historia del novato más veterano de la NBA

Después de una brillante carrera en España y en la selección argentina, el base cordobés desembarcó en la mejor liga de básquet del mundo en 2012 a los 35 años. Hoy como entrenador es primer asistente de Minnesotta Timberwolves.

En diálogo con la periodista Florencia Cordero desde Minneapolis, Pablo Prigioni repasó su gran trayectoria internacional en el programa Un Lugar en el Mundo, historias de argentinos en el exterior, en Radio Brisas de Mar del Plata.

Su camino de inmigrante empezó con la idea de obtener la ciudadanía italiana cuando jugaba en la tercera división de Argentina. Mientras avanzaba el trámite pasaron unos tres o cuatro años hasta que llegó a jugar en Obras. Ya con los papeles para emigrar surgió la chance de ir a Fuenlabrada para mostrarse en una liga de verano y le fue tan bien que se quedó. «Ir a jugar a España fue cumplir un sueño», rememoró Pablo sobre aquellos tiempos en los que no jugaba tantos minutos.

Después apareció en escena el argentino Julio Lamas que, como entrenador de Alicante en la Liga LEB, le dio las herramientas necesarias para asentarse en el básquet español, ascender y estar listo para competir entre los mejores. La llegada a Vitoria para brillar en el Baskonia (TAU Cerámica) junto a «Chapu» Nocioni y Luis Scola fue una etapa gloriosa. «Es el momento en el que más crezco como jugador con muy buenos resultados a nivel colectivo y a nivel individual. Baskonia es el equipo con el que más me identifico en toda mi carrera», aseguró Prigioni.

Y allí inició su carrera como entrenador pero, a poco de arrancar, sintió que no estaba preparado para el desafío y dio un paso al costado para apostar a su formación como coach. «No quería hacerle pagar al club mi inexperiencia como entrendor», afirmó con absoluta franqueza. Por su paso por la NBA como jugador ya tenía en mente la chance de sumarse a un cuerpo técnico la liga norteamericana para aprender y potenciar su crecimiento.

En una interesante charla retrospectiva, el actual asistente técnico de Minnesota Timberwolves narró con detalles ese particular momento de su vida deportiva cuando en 2012 apareció en el horizonte la chance de llegar a la NBA como jugador a los 35 años, ya consagrado en Europa, pero con el desafío de ser el novato más veterano de la mejor liga del mundo.

«Nunca me sentí un ´rookie´ porque me sentía más viejo que novato. Sentí mucho respeto de entrenadores, general managers y hasta de los mismos jugadores que decían: ´este es medio viejo pero sabe, juega, es inteligente´. Eso me hizo muy bien como persona porque me di cuenta de que podía competir con ellos más allá de mi edad», recordó con una sonrisa.

Satisfecho por haber vivido semejante experiencia, aseguró: «Me atemorizaba un poco la idea de llegar a la NBA y estar en el banquillo. Yo siempre quería estar dentro de la cancha. Los cuatro años que jugué estuve siempre en la rotación de los equipos con buena cantidad de minutos. A veces lo pienso y no puedo creer que haya pasado eso. Me da mucha satisfacción ahora, pero en el momento no lo analizaba. Creo que es un fruto del esfuerzo y la profesionalidad con la que he tomado toda mi carrera. Es un regalito que me ha hecho el básquet».

La entrevista pasó por distintos climas con los mejores recuerdos de su gran aporte a la selección argentina en los Mundiales desde Japón 2006 hasta el España 2014 con dos Juegos Olímpicos (Beijing 2008 y Londres 2012) y una medalla de bronce que, según reconoció, fue el momento de mayor felicidad de toda su carrera. También habló de su decisión de darle paso a los jugadores más jóvenes (elogió a Facundo Campazzo y Nicolás Laprovíttola), se mostró optimista con la chance latente de la llegada de compatriotas a la NBA y expresó sus sentimientos hacia Argentina a la distancia.