PAGANDO EL PRECIO

Una parte importante del territorio provincial está bajo el agua y posiblemente la situación empeore en los próximos días, y la gente comienza a responsabilizar a las actuales autoridades.

«Acá no viene nadie», «nos dejan solos», «siempre se prometen cosas en campaña que después no se cumplen»; son solo algunas de las cosas que la gente de Pergamino, Salto y todos los pueblos a la vera de las rutas 8 y 9 expresan con bronca por estas horas.

Y miran, como no podía ser de otra manera hacia La Plata y también a La Rosada. Seguramente sin recordar que esos campos también se anegaban durante la última década y que no menos de una media docena de veces los fondos para las obras que aliviaran la situación fueron votados por la legislatura, las inauguraciones de rigor se llevaron a cabo y la propaganda de quienes por entonces gobernaba incluía a las mismas como realizadas.

Y ya se observa a Daniel Scioli, a muchos de sus colaboradores y también a ex funcionarios nacionales recorrer los medios de comunicación acusando de inacción a Macri, Vidal y compañía. «Estamos peor que antes» se escucha por doquier; «no continuaron con las obras que habíamos comenzado», repiten olvidando que aquel comienzo jamás pasaba de un cartel anunciando lo que nunca se hizo.

Mientras tanto el presidente descansa en el sur y allí se quedará hasta el 9 de enero, fecha en la que retomará el poder. Es el quinto período de vacaciones que Macri se toma en un año, a los que hay que agregar  cuatro viajes al exterior y dos cirugías menores que lo alejaron, aunque por horas, de sus responsabilidades.

Y entre especulaciones siempre propuestas por su asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba, ordena a los jueces estirar las causas de corrupción suponiendo que para sus expectativas electorales conviene que Cristina y otros de sus secuaces sean candidatos.

Sin darse cuenta que esas quejas de la gente, ya dirigidas en forma directa a su gobierno y a su falta de cumplimiento de toda promesa que no haya sido orientada en forma exclusiva a beneficiar a sus amigos empresarios y a los acreedores externos, lo ponen en el hasta hace poco impensado riesgo de que los corruptos de ayer sean los triunfadores de mañana.

Y que un porcentaje no menor de sus votantes de 2015 le estaban pidiendo tan solo que por una vez los ladrones fuesen presos. Y hasta a ellos los desilusionó…

Macri está pagando un precio muy alto por su ceguera y la gente comienza a cobrárselo. Ojalá que, teniendo en cuenta los valores que están en juego y el riesgo para el país que representaría el retorno de la delincuencia al poder, se de cuenta a tiempo.

Por ahora nada indica que vaya a ser así.