¿PARA QUÉ CAMINAR UN CAMPO MINADO?

Cristina se dispone esperar agazapada el primer traspié del próximo presidente. Si es Macri la cosa es más difícil por el cambio de humor de la gente. Si es Scioli la idea es voltearlo en dos años.

Para Cristina y sus huestes la Argentina es un tablero de TEG, aquel juego de guerra que fue furor en los años 70. Y acostumbrada a mover las piezas a su antojo, ya dibuja un final de triunfo en el que ella impone su estrategia y todos se rinden ante su presencia.

Prepara un retorno enancado en la desestabilización del próximo gobierno y supone que dos años es el plazo adecuado para imponer su juego. Imagina que en ese lapso ella estará sentada en una banca y que, como Eduardo Duhalde en 2001, estará en posición de desencadenar acontecimientos que desemboquen en la renuncia del gobierno, la convocatoria a la Asamblea Nacional y…ella en el poder.

Sabe que con Macri presidente las cosas no serán tan fáciles porque no deja de tomar nota del cambio de humor de la sociedad a partir del «triunfo» del jefe de gobierno de la CABA en las elecciones del domingo pasado. Por eso, mal que le pese, comienza a creer que un Scioli sin aparato, debilitado y jaqueado por propios y ajenos, supone un personaje ideal para el drama que ella ha escrito.

Frente a tanta irresponsabilidad, prohijada por los fedayines de La Cámpora pero también y sobre todo por un amplio sector del peronismo patibulario que se queda sin juego en el caso del triunfo del ingeniero, la pregunta que tenemos que hacernos todos es ¿porqué tendríamos que caminar por ese camino minado?. Camino que ya recorrimos en 2001 de la mano de un Fernando de la Rúa estático frente a las presiones.

La situación internacional, aún con temblores, permite hoy que un gobierno razonable ponga a Argentina otra vez en carrera. Y la experiencia recogida nos indica a todos cual es la manera lógica de actuar.

Dejemos entonces a Crisitina y los suyos en estas cavilaciones patéticas y, todos a una, dispongámonos a terminar con las operaciones y a desarmar las miles de minas explosivas que le dejan al próximo gobierno.

Porque debemos hacerlo, podemos hacerlo y empezamos a comprender que queremos hacerlo.

Lo que es a la vez novedoso y suficiente.