(Escribe Adrián Freijo)–Alberto Fernández se animó a cuestionar la forma en que el gobierno negocia el fútbol y Tinelli, irresponsable y cínico , lo comparó con el criminal personaje.
Marcelo Tinelli volvió a la carga contra Alberto Fernández, el ex Jefe de Gabinete. “Parece que volvió López Rega. Mirá vos. Ahora opera en el fútbol ensuciando gente. ¿Lo mandan? Juega de serio. Muy berreta”, escribió el conductor en su cuenta de Twitter.
Desesperado porque esta vez nadie «le escupa el asado» de su negociado con el kirchnerismo, no dudó en traer a la memoria a un personaje que hizo cosas mucho más graves que pelearse con Nacha o De Brito en el «Bailando».
Tinelli ha utilizado su programa no solo para presionar y extorsionar en busca de negocios, sino para apropiarse sin antecedente ni mérito alguno de uno de los negocios mayores de la Argentina: el Fútbol para Todos.
La frivolidad de este personaje emblema de la corrupción moral del poder mediático y político argentino, hace que mezcle «la Biblia con el calefón» para salvaguardar la apropiación del dinero de la AFA y de los argentinos que acaba de concretar con sus nuevos socios del poder.
El enojo es porque Fernández conoce a Segura desde hace 25 años, ambos son de Argentinos Juniors, y el actual presidente de la AFA , tal como se supo esta semana, le habría pedido asesoramiento en la disputa por la batalla frente a Tinelli.
En medio de esta polémica, surgió Jorge Rial. “A quién llamó López Rega en su momento @cuervotinelli?” Es que Tinelli se había referido del mismo modo ante Fernández hace ocho años: “¿Será el jefe de Gabinete el López Rega de Néstor Kirchner?”, había dicho en su momento.
En aquel entonces Fernández acusaba a Tinelli de lavar dinero a través de la productora Ideas del Sur. Llegaron a pedirse disculpas mutuas. Ahora la pelea es por la sucesión en la AFA.
Rial, mientras tanto, puso más pimienta: “Se puso intensa la pelea tuitera entre Tinelli y Fernández. El fútbol los dividió?”. Pero el propio Fernández, aclaró: “No hay pelea, Jorge”.
Puede ser…pero lo que va a resultar inevitable es que cuando se produzca la lógica explosión del relato y los argentinos quedemos una vez más destruidos por la venalidad y soberbia de este tipo de personajes, las puertas de la casa del impresentable conductor sean una más de las muchas que la gente irá a golpear en busca de respuestas.
Y no habrá show, dinero o extorsión que le sea suficiente para pagar el uso que ha hecho de los dineros públicos en su beneficio.
Ni «chau, chau, chauuuu» que le permita alejarse de la obligación de rendir cuentas.
