Los productores teatrales hablan de «la peor temporada en muchos años» llegando a compararla con la del 2001. «Las obras que más venden no llegan a cubrir la mitad de la sala» afirman.
La temporada de verano en Mar del Plata viene floja. Menos turismo, menos movimiento, menos consumo. La ecuación es inalterable. El teatro no escapa a esta lógica, y las salas -según calcula el diario La Nación- con suerte se completan hasta la mitad de su capacidad.
Los productores teatrales que acaparan la mayoría de los espectáculos son Carlos Rottemberg y Javier Faroni. Ambos conversaron con dicho diario para intentar explicar la mala temporada.
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Rottemberg (que produce Toc Toc, Campi el unipersonal, Parque Lezama, la revista Segunda vuelta y Le Prenom) esboza una explicación: “Fue la primera vez en la historia de Mar del Plata que no hubo espectáculos en la primera quincena de diciembre. Y para las fiestas, la costumbre era pasar desde Navidad hasta Año Nuevo, pero esta vez la gente llegó el 30 y se fue el 3 de enero».
Según sus estimaciones, esta temporada va a terminar con un caudal de espectadores menor que la del año pasado. Y repasa cifras históricas. “Hagamos números para refrescar: la temporada récord fue la de 1987, con 760.000 entradas vendidas; a partir de ahí, fue bajando hasta perforar el piso de las 200.000, en 2001; desde ahí, subió hasta las 600.000 en 2010. Y la de 2015 había sido mejor que la 2014″.
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El año pasado Mar del Plata contaba con obras y figuras de primerísima calidad. Ricardo Darín, Guillermo Francella, Adrián Suar, Fátima Florez y el debut de Stravaganza. Este año la única atracción que se repite es la obra de Flavio Mendoza.
Javier Faroni, el otro productor fuerte (Se quieren… mucho, poquito, nada, El espíritu infiel, La casa de Bernarda Alba y 4 de copas) es lapidario. “No hay que negarlo, la temporada no es buena. La caída es similar a la de los peores años, diría como a 2011/2012. El que va primero era el cuarto el año pasado, por ejemplo. Y diciembre fue uno de los peores de la historia”.
El productor intenta buscar una explicación económica social a la debacle teatral de 2016. “Hay poca gente en la ciudad, un dato objetivo contra el que no se puede hacer nada. Están afectados todos los rubros, no solo en el teatro. Hasta Carlos Paz no funcionó igual aunque es cierto que impactó más en Mar del Plata«.
De todas maneras, Faroni es optimista. “Esto ya pasó y a malas temporadas le siguieron buenas. El teatro es ignífufo, no hay manera de quemarlo».