La última semana antes de las PASO también amaga con ser muy convulsionada en la ciudad. Siendo los tres principales aspirantes largamente conocidos la pregunta si vale la pena la agresión.
Gustavo Pulti va por un tercer período de gestión y lo hace pudiendo mostrar los resultados de la misma. Mucho se ha discutido su alineamiento político, que algunos consideran una claudicación y otro producto de una decisión inteligente para lograr los objetivos propuestos, pero en la calle hay obras como para que la gente pueda evaluar si su trabajo ha estado a la altura de los acontecimientos.
Nadie podrá negar que en la ciudad no ha existido ese clima de crispación que ha caracterizado a la política nacional en la última década y, al menos hasta ahora, ello ha redundado en una clara posibilidad de gobernar más allá de los enfrentamientos que generalmente tienen más de pirotécnia que de realidad.
El incidente que terminó con el desplazamiento de Vilma Baragiola de la presidencia del HCD fue tal vez la mancha que enloda ese clima de convivencia democrática.
Y si bien queda la sensación de un uso oportunista por parte del oficialismo, buscando recuperar lo que había perdido en las urnas, la principal protagonista debe reconocer una impericia o una imprudencia suficiente como para disparar la cuestión.
Vilma llega por ello a las elecciones del domingo con sombras que parecían imposibles de sospechar en las horas triunfales del 2013. Pero cuenta a su favor con una percepción generalizada acerca de que no hubo corrupción detrás de sus actos -todos sabemos que así se financian las campañas en el país- y con una larga trayectoria en la que el contacto directo con la gente ha sido tal vez el gran capital.
A ello le agrega ahora el ir colgada de una candidatura nacional con mucho arrastre, algo que no tuvo en los momentos en los que emergió como la gran protagonista local, y el apoyo casi unánime de una UCR que cree percibir con ella el retorno a un poder que ejerció durante muchos años en Mar del Plata.
Carlos Arroyo, aferrado a la imágen del docente querido y el hombre honesto, va al comicio con más valores que propuestas. pero en un momento en el que esos valores son reclamados a los gritos por la sociedad, lo que en otro momento podría ser insuficiente se convierte hoy en un elemento que potencia, y mucho, su intención de llegar a la intendencia.
Hechos en Pulti, popularidad en Vilma, valores en Arroyo. Cada uno con sus armas y cada uno con su imagen.
Debería ser suficiente como para que se aboquen a acentuar estos puntos y dejen de lado el barro de la acusación, de las maniobras o las agachadas.
Y que nos dieran la posibilidad de poder decir -como ocurrió en tiempos memorables que hoy parecen tan lejanos- que en materia política Mar del Plata es distinta y tiene estilo propio.
¿Lo lograrán?, ¿querrán hacerlo?. En una semana tendremos las respuestas.