Mientras millones de argentinos penan por saber que será del calendario de vacunación y nadie tiene en claro que pasará con la segunda dosis, gobernantes y opositores juegan un macabro juego verbal.
Con un discurso de fuerte tono electoral, el presidente Alberto Fernández cargó contra Mauricio Macri y otros referentes de la oposición y se refirió irónicamente a la polémica por las demoras en el arribo de la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik V: “Estamos en un país donde graciosamente se acusa de coimero al que tiene que comprar vacunas, se acusa de envenenador al que consigue las vacunas y cuando el envenenador consigue vacunas, le reclaman la segunda dosis de veneno”.
Dirigentes de la coalición Juntos por el Cambio le salieron al cruce por sus dichos y, tras calificar como «un berrinche» sus declaraciones contra la oposición, recordaron que «hay seis millones de argentinos angustiados que esperan la segunda dosis».
El jefe del interbloque de diputados de Juntos por el Cambio, Mario Negri, y el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, apuntaron contra el discurso que brindó el Presidente en el Congreso Nacional Bancario, donde expresó: «Estamos en un país donde graciosamente se acusa de coimero al que tiene que comprar vacunas, se acusa de envenenador al que consigue las vacunas y cuando el envenenador consigue vacunas, le reclaman la segunda dosis de veneno«.
«En vez de hacer berrinches y atacar a la oposición dé respuestas a la sociedad que vive en la zozobra. Con las chicanas no va a conseguir vacunas», respondió Negri a través de Twitter, luego del discurso del jefe de Estado.
Mientras todo esto ocurre esos mismos argentinos a quienes todos dicen defender y cuidar esperan que de una vez por todas alguien pueda echar claridad sobre lo que realmente está ocurriendo: aún en los países en los que todo parecía comenzar a superarse nuevas cepas amenazan con volver todo a los peores momento y en la Argentina nadie sabe cuando y como podrá culminarse el proceso de vacunación.
Triste realidad que no hace otra cosa que corroborar la mediocridad y el fracaso de nuestra clase dirigente.