PEDIR LO QUE NO TENEMOS

El pedido de tiempo que los concejales de la oposición le hicieron al Intendente en la cuestión de la policía local aparece como demostración del desprecio por las urgencias de la gente.

Tal vez el pedir lo único que no se tiene sea un rasgo de imprudencia o se trate de una pérdida de contacto con la realidad.

Los bloques representados en el Concejo Deliberante solicitaron al Intendente «más tiempo» para estudiar la implementación de la policía local, proyecto que en la última sesión del cuerpo no logró el consenso suficiente y debió volver a comisiones.

¿Más tiempo?, ¿tiene más tiempo la sociedad, alarmada cada día con nuevos casos de una violencia que no cede y que cada vez adquiere ribetes más alarmantes?.

¿No se trata de un tema que está en debate desde hace demasiados meses y que pasó por la Legislatura bonaerense con todo el debate que es posible en la cuestión?.

La sensación que el hombre de la calle comienza a tener es que el calendario electoral -otra vez obscenamente adelantado en la Argentina- se llevará puestas las urgencias, las soluciones y también las cosas importantes.

Tal vez la policía local no sea la solución absoluta para las necesidades de la gente. Seguramente es así.

Pero es un aporte más, una herramienta que se suma a las ya existentes y que funcionará en la medida en que haya decisión política no sólo de implementarla sino de conducirla con firmeza, honestidad y profesionalismo.

Pero si puede caber alguna duda acerca de su aporte no puede seriamente ponerse en controversia de que es justamente eso…un aporte.

Que no pagan los marplatenses y que sin embargo será conducida desde la ciudad, algo que desde hace mucho tiempo viene solicitándose.

Queda entonces en ridículo el pedido de más tiempo; todos sabemos que ha habido el suficiente y que sólo estamos ante maniobras dilatorias de quienes no quieren dejar que Pulti aparezca aportando soluciones, quienes quieren cobrarle deudas políticas de reciente data y quienes sólo especulan con las elecciones del año próximo.

Demasiado diminuto, demasiado miserable...demasiado habitual.

Y eso es lo triste.