Parte del éxito de las medidas anunciadas radica en una sensible caída del desbocado gasto público. Sin embargo nada de eso se observa y en el gobierno dicen que queda para «más adelante».
Alfonso Prat Gay aclaró que el ajuste del gasto público se hará más adelante, tal como insinuó ayer Juan José Aranguren, que evitó hablar de subas de tarifas.
Preocupa a los observadores una decisión que debe ser tomada lo antes posible, ya que el déficit fiscal -que llegaría al 7% del PBI- obliga a una constante emisión que sirve a su vez como combustible a la inflación.
El ministro de Hacienda y Finanzas convocó a una conferencia de prensa para anunciar el levantamiento del cepo cambiario y mencionó por arriba la “herencia” de déficit fiscal que recibe el macrismo del gobierno de Cristina Kirchner, pero dio a entender que las correcciones en esa esfera serán postergadas.
El funcionario entró en shock cuando se puso a revisar las cuentas públicas y se confirmó que el rojo se ubicará bien lejos del 7% del PBI, como estimaban los economistas. De hecho, en Wall Street están preocupados porque Prat Gay todavía no dio definiciones sobre lo que sucederá con el gasto público.
Ayer el ministro de Energía tampoco dio precisiones sobre cuándo comenzará a realizarse la quita de subsidios que el día anterior había confirmado ante empresarios.