Peligroso: Macri promueve más pasteras en la zona mesopotámica

Lejos de las críticas al gobierno kirchnerista por su política en materia de explotación forestal y papelera, el presidente quiere ahora profundizar esa tendencia y abrir 4 nuevas industrias.

El martes pasado el presidente Mauricio Macri recibió en la Casa Rosada a los principales referentes de la cadena de valor foresto industrial con el objetivo de poner en marcha un plan que permita el desarrollo pleno del conjunto del sector.

Estos aspectos surgieron debido a que los empresarios manifestaron su preocupación por el alto nivel de capacidad ociosa que registran actualmente las madereras: se calcula que un 50% de los 20 millones de metros cúbicos producidos por año no se cosecha.

Fue así cuando Macri planteó un objetivo más que ambicioso, no sólo en términos económicos, sino también políticos por el elevado grado de sensibilidad respecto a eventuales reclamos ambientalistas y diplomáticos con Uruguay y Brasil.

Es que en la reunión se habló sin tabúes de instalar en la Mesopotamia tres o cuatro papeleras como las que están produciendo en los países vecinos que comparten el río Uruguay con la Argentina para volcar el excedente de producción allí mismo.

El dato político quizá más relevante fue que en esa reunión estuvieron presentes los gobernadores de Corrientes, Ricardo Colombi; de Entre Ríos, Gustavo Bordet; y de Misiones, Hugo Passalacqua, quienes estuvieron de acuerdo con el plan.

 Macri con el CEO de Marubeni, empresa japonesa dedicada al sector forestal

Sucede que para estas tres provincias la industria maderera es de suma importancia dado que, según datos oficiales, genera más de 194 mil puestos de trabajo formales independientemente de que se trate de un sector con un alto nivel de marginalidad.

Para tener una idea, la instalación de una planta industrial de celulosa y papel tiene un costo aproximado de u$s 1.500 millones por lo que se necesitaría atraer inversores extranjeros que ya tienen la fallida experiencia con Botnia en Gualeguaychú.

Así las cosas, también se habló en el encuentro del plan para construir 50 mil viviendas de madera por año que, según dicen los empresarios, ayudaría a paliar el déficit habitacional y a fomentar las plantaciones forestales comerciales a largo plazo.

Asimismo, los empresarios instaron a atraer inversiones en plantas de energía eléctrica en base a biomasa poniendo como ejemplo que la calefacción con chips de madera podría reducir en un 40% el consumo en lugares donde no hay gas natural.

En tanto, el objetivo que se trazó respecto a las exportaciones es lograr que el sector genere un ingreso de divisas del orden de los u$s 500 millones por año, aunque para esto es necesario obras en hidrovías, bitrenes, puertos, rutas y caminos.

Radiografía del sector

Actualmente en la Argentina hay 1,3 millones de hectáreas cultivadas, al tiempo que el potencial de la forestación local podría alcanzar las 3,5 millones para el año 2030 triplicando la plantación actual de 40.000 a 120.000 hectáreas por año.

Se calcula que la industria está compuesta por 8.441 unidades productivas de las cuales un 98% son pequeñas y medianas empresas, mientras que el valor bruto de la producción de la cadena el año pasado fue de u$s 13.016 millones.

Macri con Bordet y Colombi en una reunión con empresarios madereros

Según datos del sector privado, la incidencia del transporte y la logística supera el 45% del valor de exportación en el caso de la madera. Los costos portuarios son cinco veces más caros que en Brasil y Chile (u$s 150 versus u$s 1.000).

En gastos de despachante, naviera, terminal portuaria y depósito fiscal, la Argentina paga hasta un 160% más que Uruguay (el sector tiene una balanza comercial deficitaria de u$s 700 millones por año debido principalmente a la importación de papel).

Entre 2000 y 2015, la superficie plantada en Latinoamérica aumentó un 55% en promedio. En ese período, en Brasil (principal exportador mundial de pulpa de papel) se expandió 49%; Chile 57%; Uruguay 69%; y la Argentina sólo creció 12%.

Esto último se explica porque de 1990 a 2015, Brasil invirtió en el sector más de u$s 20 mil millones; Chile u$s 8 mil millones y Uruguay u$s 3 mil millones. En la Argentina la última inversión en plantas de celulosa y papel fue en 1982 (Alto Paraná).

Fuente: La Política On Line