(Escribe Adrián Freijo) – Como un regalo de despedida el gobierno deja afuera a Mar del Plata de los reembolsos pesqueros. Y evidencia el abandono que la provincia hizo de la industria,
El gobierno nacional dispuso restablecer por cinco años la vigencia del reembolso adicional a las exportaciones pesqueras para todos los puertos y aduanas ubicados al sur del Río Colorado, a fin de paliar «la vertiginosa caída del precio de las commodities y la afectación del comercio mundial».
La implementación de esta medida, si bien fue recibida como un reconocimiento de la situación de crisis en la que se encuentra el sector, causó sorpresa entre las empresas radicadas en Mar del Plata, las cuales se consideraron discriminadas.
Y ello se debe a la nula atención que el saliente gobierno de Daniel Scioli ha tenido en estos ocho años de administración hacia una industria que da trabajo a miles de lugareños y que ha dejado a la deriva.
Lejos de los brillos farandulescos que tanto gustan al candidato presidencial y tanto dinero dejan a sus socios locales, la pesca no mereció interés o defensa alguna de parte de la provincia y ahora quedan en evidencia las consecuencias. Porque entre las muchas cosas que cedió ante la presidente y sus acólitos para quedarse con la oportunidad de llegar a su tan ansiada meta, es claro que Scioli miró para el costado cuando se resolvió beneficiar a la región patagónica en la que justamente los Kirchner tienen ingentes intereses en la industria pesquera.
El decreto de necesidad y urgencia 2229 publicado anteayer en el Boletín Oficial, señala que los niveles de beneficio que se concederán a partir de ahora serán los mismos aplicados desde enero de 1984.
En lo que respecta a los productos del mar, el reembolso adicional será aplicado exclusivamente a las capturas efectuadas por buques de bandera argentina y por aquellos de bandera extranjera locados por empresas nacionales a casco desnudo.
El incentivo fiscal, recuerda el decreto, tuvo como finalidad «incrementar los ingresos de los diferentes actores que integran la cadena de valor de los productos exportables, compensando las asimetrías existentes en razón de la distancia a los centros de consumo con el resto de las regiones que componen el país». Pues bien, pareciera que la industria local no cumple con ninguno de esos objetivos y requisitos.
Es muy grave lo ocurrido y llama la atención que a nivel político solo se levantara la voz de Vilma Baragiola y que el intendente electo Carlos Arroyo -que prometió convertir a la pesca en la principal industria local- y el saliente Gustavo Pulti -que hasta el 10 de diciembre tiene la obligación de velar por el interés de los marplatenses- hayan guardado silencio frente a una decisión que puede condicionar por décadas a la pesca vernácula ya que, en el hipotético caso de no desaparecer, quedará muy detrás en el desarrollo frente a la región patagónica.
Tal y como fue diseñada, esta medida podría constituirse en una desventaja competitiva para las empresas que operan en Mar del Plata con respecto a las que se encuentran en el sur, abriendo la posibilidad de que en el futuro se produzca una migración masiva de flota e industrias hacia la Patagonia.
Probablemente nuestra dirigencia política desconozca que el gran crecimiento de la industria pesquera marplatense se dio en las décadas del 60/ 70 y parte de los 80 cuando la vigencia de la Ley 19.000 de promoción pesquera –que entre otras cosas reconocía para la captura en esta zona un reembolso que llegó a representar el 25% del valor de la misma– permitió modernizar la flota, instalar capacidad de faena en tierra y encarar una agresiva política de exportaciones que llevó a Mar del Plata a ser un puerto de orígen buscado por calidad y cantidad en el mundo entero.
Además este beneficio ahora negado podría perjudicar el funcionamiento de la terminal de contenedores local y reducir de manera significativa las operaciones de estiba, debido a que las empresas tendrían mayores ventajas para realizar estas actividades en el sur del país.