Temprano, con entusiasmo y con una sensación profunda de que la Argentina quiere iniciar una nueva etapa. Sintiendo en la gente un ánimo distinto, alegre…casi liberado.
¿Podremos por fin ponernos a trabajar JUNTOS para que las cosas cambien?
¿Podremos vivir con la libertad como una segunda piel?
¿Podremos terminar con una corrupción asfixiante QUE SE HA CONVERTIDO EN LA RAZÓN DE SER DE LA POLÍTICA EN EL PAÍS?
¿Podremos derrotar a la pobreza con trabajo y no con la esclavitud de la dádiva?
¿Podremos ver a nuestros hijos estudiar, a nuestros enfermos ser atendidos con dignidad, a los honestos seguros en la calle y a los delincuentes pagando sus culpas?
¿Podremos acceder al derecho que tiene toda sociedad libre de disfrutar de medios de difusión libres, independientes y competitivos, donde los mejores destaquen por su conocimiento y no sean los obsecuentes a sueldo los que nos impongan sus mediocres visiones?
¿Podremos mirar a nuestros jueces con confianza?.
¿Podremos CONFIAR EN NUESTROS GOBERNANTES y dedicarnos a las cosas de nuestra vida sin temer siempre que nos cambien las reglas de juego de un día para el otro?
¿Podremos caminar por el mundo sin que nos miren con incredulidad, sospecha o rechazo por el simple hecho de ser argentinos?.
¿Podremos, por fin, CONOCER LO QUE ES VIVIR EN DEMOCRACIA Y CON RESPETO A LAS INSTITUCIONES?
Todo eso iba en el sobre junto con mi voto.
Nada más y nada menos que los sueños de un argentino.