POLICÍA EN SORDA LUCHA CON RITONDO Y VIDAL

Versiones de auto acuartelamiento en Quilmes, San Isidro y La Plata; desalojo de fuerzas policiales en Lomas de Zamora, quejas por exceso de horas de servicio y un aumento que parece insuficiente. Explosivo.

Maria Eugenia Vidal tomó por el camino más corto que no siempre es el más adecuado: metió en la misma bolsa a todo el personal de la policía provincial y le endilgó los vicios que solo un porcentaje de la fuerza quiere mantener sin cambio alguno.

Mal aconsejada por el titular de Seguridad, la gobernadora permitió que una sorda propuesta creciera en el seno de la institución, a punto tal que en las últimas horas todo pareció culminar en un estallido de consecuencias imprevisibles. Cristian Ritondo, mucho más cerca de la política que del profesionalismo, empujó a su jefa a una demora que ya adquiría formas de agresión. La Bonaerense no había sido beneficiada con un aumento salarial desde hace más de un año y el achatamiento de la base ya adquiría ribetes escandalosos. Eso sin contar la falta de equipamiento, capacitación y condiciones mínimas para enfrentar una delincuencia cada vez más peligrosa.

Ante la versiones de acuartelamiento el gobierno provincial salió a apagar el incendio con una oferta de un 25% de aumento en lo que resta del año; teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde el último retoque y la inflación proyectada en el período, es claro que los efectivos sufrirán una sensible caída de su poder adquisitivo.

¿Habrá tregua?; puede ser…pero solo eso, un impasse.

No hay políticas serias en materia de reorganización, el proyecto presentado por Ritondo no es otra cosa que un parche que garantiza la continuidad de un estado de cosas que ya hartó a los efectivos, no se observa con que fondos se va a encarar un reequipamiento impostergable y la nueva organización interna le quita operatividad a la fuerza.

Y lo que es más graves es que todos los desmanejos de la última etapa sciolista y las incoherencias del nuevo tiempo han generado liderazgos artificiales, quiebre de la cadena de mando y un estado deliberativo que ya puede considerarse permanente.

Algo que era inevitable por el manoseo y destrato y que hoy ya se instaló puertas adentro de la fuerza.

Y que como viene ocurriendo desde hace décadas, termina por desanimar a los buenos efectivos y potenciar a los que solo piensan en sus privilegios.