Esta es la historia de una joven policía a la que se dejó afuera de la fuerza al detectarle una enfermedad oncológica. Sin obra social y sostenida por sus compañeros. El caso de las embarazadas.
Se llama Patricia de las Mercedes Jaimes, tiene el Legajo 402.137 de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y presta, o prestaba, servicio en el Cpc San Vicente.
Fue echada de policía por su carpeta de enferma oncológica y sus camaradas afirman que es uno más de muchísimos casos similares.
Necesita la obra social para continuar su tratamiento porque la alternativa no tiene vuelta: se muere.
“El tratamiento que hago ahora es una inyección por mes y una pastilla diaria que mensualmente significan 10000 pesos sino tengo obra social. Es hormonoterapia para dejarme menopáusica y minimizar los riesgos de que el cáncer vuelva. Hoy tengo 35 años y es un alto factor de riesgo; las personas diagnosticadas jóvenes tienen mas riesgo de volver a padecer la enfermedad o presentar metástasis” dice mientras se queja de no tener respuesta del estado a la urgencia de su situación. Por ahora son sus propios compañeros los que juntan mensualmente el dinero para sostener su obra social.
Patricia vuelca en catarata su frustración y nos cuenta que “es complicado, cuando me entere que tenia cáncer supe desde un principio que no iba a ser fácil pero en el fondo sabia que si ponía todo de mi iba a curarme iba, a salir adelante. Sentía que estaba en mis manos por así decirlo. Esto creo que me hizo mal, una porque no me lo esperaba, otra porque se que no esta en mis manos por más de que yo ponga mi buena onda o energía no lo puedo solucionar, no depende de mi y eso es lo que me pone mal” dice.
“Mi oncóloga me dice que no me haga drama porque me hace mal, seguro te espera algo mejor. Otros me dicen “hacéles juicio, te van a tener que pagar un montón”; yo lo único que quiero es mi trabajo de vuelta. Toda mi vida trabajé no siempre de policía; llevo 19 años en pareja y es la primera vez que no aporto a mi casa, y se siente feo. Más si me pongo a pensar que tengo 35 años, soy paciente oncológica y con un brazo que no puedo casi usar -el de la mastectomía- porque se me hace linfoedema; no puedo hacer fuerza ni nada” concluye con la desesperación de no saber que va a ser de ella en el futuro.
Tratamos de comunicarnos con las autoridades policiales primero y con las del Ministerio de Seguridad después; todo fue en vano y el silencio o las evasivas fueron la única respuesta.
Sin embargo, en el camino de nuestra búsqueda, nos encontramos con una realidad tanto o peor que la de Patricia. En la Policía de la Provincia de Buenos Aires, mientras la gobernadora y el ministro Ritondo rellenan la boca hablando de “jerarquizar” a la fuerza y al personal, hay muchos casos de embarazadas que tendrían que estar de licencia por maternidad y sin embargo fueron puestas en disponibilidad simple para poder hacerles el recorte del 50% de su sueldo, lo que también afecta su cobertura social.
Un ejemplo más del desprecio por la dignidad humana del policía, que no es otro que el que tantas veces hemos denunciado al contar las condiciones de inferioridad con que deben encarar su peligroso trabajo cotidiano, o cuando se les miente impúdicamente como ocurriera con el último aumento salarial.
Quiera Dios que esta nota sirva para despertar a las autoridades, resolver el drama de Patricia pero sobre todo evitar que estas situaciones vuelvan a repetirse.