Redacción – El aumento de casos en el AMBA, 20 puntos por arriba de la media nacional, enciende las alarmas en toda la provincia. Kicillof pide mayores restricciones y Mar del Plata espera datos.
Nadie oculta la preocupación por lo que está ocurriendo en materia sanitaria. La virulencia de la segunda ola y cierta demora en avanzar en el calendario de vacunación -que ahora por fin parece haber ingresado en zona de buen ritmo- encienden luces de alerta por doquier.
Y mientras el gobernador Axel Kicillof y su ministro de Salud Daniel Gollan, tal vez conociendo datos y proyecciones que los demás ignoramos, piden medidas más estrictas de aislamiento, los intendentes luchan con uñas y dientes para contener la angustia de sus vecinos y mantener el mayor tiempo posible algún grado de normalidad en las actividades comerciales, sociales y educativas.
Pero cada vez se hace más difícil: los contagios crecen geométricamente, el sistema de salud comienza a dar señales de estrés -en esta misma edición aparecen sendos comunicados de directivos de hospitales provinciales y municipales bonaerenses y de instituciones, gremios y empresarios del rubro salud público y privado previniendo acerca de lo que viene- y por lo bajo todos describen un escenario en el que las restricciones se endurecerán en forma inevitable. Nadie quiere hablar de aislamiento…pero todos lo tienen como alternativa.
Sólo en los últimos 7 días los casos aumentaron un 36 por ciento en todo el país y un 53 por ciento en el AMBA. En nuestra ciudad fue la propia secretaria de Salud Viviana Bernabei quien plantó la bandera de alerta: cuando se compare el número de contagios diarios de las últimas dos semanas con las anteriores, es muy probable que el municipio quede por encima del promedio que se usa como parámetro para resolver en que fase es ubicado cada uno. Y esto llevaría a que, una vez más, seamos enviados a Fase 3 con todo lo que ello representa en materia de restricciones y cierres.
Y es que todos saben que los datos acerca del impacto que el fin de semana largo de Semana Santa pudo tener en la curva de contagios recién se conocerá a dentro de 8 ó 10 días. Y también suponen que sin en las últimas jornadas el número osciló por arriba de los 250 nuevos casos, por bajo que sea aquel impacto va a colocarnos por encima del número que nos depositaría en el nuevo nivel.
No aparecen con claridad suficiente los datos referidos a la respuesta que está en condiciones de dar el sistema de salud. Mientras que la misma funcionaria trataba de llevar tranquilidad afirmando que «no estamos en el AMBA», las clínicas locales comenzaban a comunicar la saturación de su oferta de camas UTI y en algún caso colocar carteles informativos acerca de la carencia absoluta de las mismas.
En tanto en el Hospital Móvil se resolvió trasladar el vacunatorio para poder disponer de la totalidad de los espacios para internación. No hay por el momento saturación pero todos esperan que el probleema pueda presentarse en el corto plazo.
Desde provincia las noticias que llegan no son tranquilizadoras: de acuerdo al reporte del viernes del ministerio de Salud, se sabe que sobre un total de 12.068 camas del sistema público de salud, hay 7.023 ocupadas: 995 por pacientes de coronavirus.
Y ya algunos municipios presentandatos preocupantes: Berisso y Hurlingham figuran con 100% de ocupación, les siguen Vicente López con 87% y Tigre con 82% .
La presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), Rosa Reina expresó que “el incremento de los casos es muy rápido e hizo que saturaran la mayoría de las terapias intensivas en el AMBA, públicas y privadas, muchas ya están al 80%, y varias al 100%”.
Más cerca en la región, el intendente de Olavarría, Ezequiel Galli, confirmó que «este domingo nuestro partido entra en Fase 3, por lo que al Decreto Municipal N° 1314 se le sumarán medidas adoptadas por el Gobierno de la Pcia. de Buenos Aires». De 20 casos de Covid-19 analizadas en esa localidad el 70% de las muestras corresponde a nuevas cepas de coronavirus y hay cada vez más dudas por la circulación comunitaria de las nuevas variantes.
«Nos cascotean el rancho» diría el criollo; y parece que no se estaría equivocando.
De aquí en más será una carrera contra reloj. Si comienzan a llegar las vacunas suficientes -lo que hoy no está garantizado- dependerá de la velocidad con la que se lleve adelante el proceso de inoculación.
Se sabe que son necesarios entre 12 y 15 días para que quien la recibió desarrolle los anticuerpos que le permitan beneficiarse de sus efectos y por lo que se ve la creciente velocidad de los contagios podría atentar contra la cercanía del momento de quiebre que, aún lejos de la inmunidad de rebaño, ponga a un alto porcentaje de argentinos fuera de los riesgos mayores.
Y aunque nunca es bueno adelantarse a los hechos, todo indica que existen motivos para que esperemos lo que viene con la guardia bien alta y con la decisión de hacer todo lo necesario para que cada uno de nosotros sea parte de la solución y no del problema.
Lo que no parece entenderse con la claridad que es menester…