Precio del boleto: el peligro de sobreactuar y jugar con fuego

Redacción A veces la politiquería choca con la realidad. Ocupados en «quedar bien con sus votantes», muchos concejales retrasan un aumento que ya no puede negarse. ¿Y después?.

Pedir $14,50 por el boleto urbano parece una exageración ya que supondría un aumento del 50% al precio actual cuando nada indica que la inflación haya sido de ese volumen desde diciembre a la fecha.

Seguir el siempre dudoso camino del cálculo técnico del municipio, que coloca ese valor en el orden de los $13,55 no parece oportuno. Son muchas las dudas sobre su exactitud y supone un fuerte golpe al bolsillo de la gente, en un momento en el que no puede responder al cachetazo.

Pero lo que no puede seguir haciéndose es nada…

Para un sector de la oposición no hay poltrona más cómoda que la de insistir en el «no porque no» que busca entorpecer siempre al oficialismo. Aprovechando las grietas internas de Cambiemos, que como bien ha definido Guillermo Arroyo, con inusual honestidad intelectual, es una alianza electoral pero no una coalisión de gobierno, la espera de que el interbloque logre juntar los 13 votos necesarios para aprobar cualquier aumento se ha convertido en una estrategia única que, hasta el momento, ha resultado exitosa.

Después habrá que ver si por «éxito» entendemos trabar a quien gobierna, aunque al hacerlo se ponga en riesgo la tranquilidad ciudadana y un servicio público esencial para muchos marplatenses.

¿Cómo salir entonces de este entuerto?…

La lógica debería ser la del acuerdo y no la de la fuerza. Todos saben que los costos han crecido, que la ecuación económica con el actual precio es negativa para las empresas y que ello redunda en una baja de la calidad de servicio que comienza por la disminución de las frecuencias y que tarde o temprano culminará en medidas de fuerza. Y por supuesto en otra vuelta de tuerca de un viejo debate acerca del cumplimiento empresario, que es necesario dar…pero no bajo presión.

Veamos entonces un camino posible para una solución definitiva:

1- Si es verdad que lo que piden ahora los empresarios es exagerado y el estudio municipal no es confiable, busquemos un piso coherente entre el valor actual del boleto y las expectativas de todos. Pensemos, por ejemplo en un valor de $12,50, lo que representaría un aumento del 27% por sobre el actual. Si se toma el crecimiento real de los precios de los insumos, salarios e impuestos del sector -y se le restan los subsidios que las empresas reciben- se verá que este último porcentaje tiene mucho que ver con la realidad.

2- Proyectemos el nuevo precio hacia adelante, teniendo en cuenta las expectativas inflacionarias y los nuevos precios -hoy mismo volvió a crecer el de los combustibles y la paritaria del sector ya asoma en el horizonte cercano, además de conocerse que a partir de octubre el gobierno comenzará a quitar subsidios- e incluyamos en la ordenanza un aumento lógico y progresivo que fije el precio en $12, 50 ahora, llegue a $13,50 a fines de octubre y $14,50 a igual altura de diciembre.

3- ¿No sería la ocasión de fijar una mecanismo de control de las frecuencias y las unidades circulantes?. Un aumento progresivo del precio de boleto puede estar atado al cumplimiento que los empresarios hagan de ese viejo tema que tanto debate ha generado en las últimas décadas.

La ordenanza que autorice el nuevo precio y la consiguiente modalidad deberá entonces fijar cual será ese mecanismo y cual es el compromiso de las partes frente al cumplimiento, así como las sanciones que correspondan al infractor.

4- Por supuesto que todo esto queda sujeto a una norma inmodificable: la CAMETAP se compromete a no solicitar ninguna modificación del valor del boleto urbano hasta el mes de abril de 2019. Ello supondría que en el lapso de un año y medio el aumento sería de un 48,7%, coincidente con la inflación real que ha habido en el país. ¿Alguien podría negarse a esta realidad?, ¿podría la oposición afirmarse en una negativa que contradiga sus propias expectativas sobre el proceso inflacionario?.

¿Cómo sostener que los índices que tanto pregonan desde los distintos sectores del peronismo y la izquierda cuando proyectan la inflación para este año y el que viene se aplican para la denuncia pero se desconocen frente a la demanda de empresas encargadas de un servicio público esencial?.

Es una fórmula, solo una fórmula que pareciera tener algo de sentido común. Y una manera de salir de este atolladero en el que unos apuestan al estallido, el paro y el conflicto y otros no saben como resolver sus propias incoherencias y temen al costo político que siempre representa gobernar en crisis.

Lo que significa que unos y otros hacen lo único que no se puede hacer en las actuales circunstancias: nada.