Primer destino Nueva Zelanda para despuntar el vicio de viajar

Juanchi Braillard dejó su actividad como kinesiólogo en Argentina y se animó a la experiencia de salir al mundo para trabajar en Nueva Zelanda. Desde allá, planifica nuevas opciones para seguir viajando mientras aprende a convivir en una nueva cultura.

Quiso alejarse de esa vida esquematizada que propone que si hacés una cosa no podés hacer otra. Aplicó para la visa de trabajo en Nueva Zelanda y cuando la consiguió no dudó en dejar el último año de Kinesiología y lanzarse a la aventura. Al principio, le tocó trabajar en un viñedo y después pasó al ámbito gastronómico en una isla cercana a Auckland.

El ritmo de vida de un lugar en el que hay «cero inseguridad» le sentó muy bien y, casi sin darse cuenta, pasaron cinco años de trabajo lejos de casa con la chance siempre latente de hacer más viajes para seguir explorando el mundo.

Feliz por su elección, disfruta del momento pero ya piensa en nuevos caminos. Por ahora sin desesperación por volver a Argentina y con ganas de seguir conociendo otras culturas, afirma que «no todo es Boca-River, asado y Malbec», pero reconoce que piensa terminar sus días en su tierra, aunque en un futuro lejano.

En diálogo con la periodista Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo de Radio Brisas de Mar del Plata, Juanchi Braillard compartió sus vivencias de inmigrante con una marcado sello de libertad viajera.