La Argentina vive en una pulseada permanente y este tiempo recién iniciado parece no ser la excepción. Macri conoce las debilidades de los gobernadores y estos presionan en el Congreso.
Ya es una historia repetida y se está convirtiendo en un círculo vicioso que harta. El país es una pulseada permanente en la que el que se siente más fuerte que el otro especula con quedarse con todo.
El escenario partido en dos mitades que mostró el último proceso electoral pareciera no haber sido entendido por los dirigentes. Ni del oficialismo ni de la oposición.
El sentido común indica que la negociación es hoy inevitable. Cada mitad logró apoyo popular suficiente como para tener asegurada su supervivencia política, pero es la república la que ahora aparece como el eslabón más débil. Si no nos tomamos un respiro para fortalecerla, es posible que mucho más temprano que tarde le demos otro golpe de muerte. Uno más…
Macri se siente fuerte en la debilidad de los gobernadores, y estos creen que el presidente no podrá dar un paso en el parlamento si ellos no le arrojan el salvavidas de sus votos. Y todos piden más de lo que el otro puede dar.
Mientras tanto la gente paga el precio de la tensión y lo hace en inflación, creciente desempleo y mal humor social. Y ya en algunos lugares del mundo en los que la nueva etapa se veía con fuerte entusiasmo hoy comienzan a encenderse luces de alerta.
¿Será posible que una vez más las luchas intestinas hagan que Argentina pierda la oportunidad?, se preguntan.
Ellos se dan cuenta, nosotros nos damos cuenta y todos lo ven con claridad.
Todos…menos nuestros dirigentes. Como siempre,,,