¿Qué vio Vidal que la llevó a «intervenir» la ayuda social local?

Desprolijidad, funcionarios ausentes, ineficiencia. Un cóctel que enfureció a la gobernadora al punto de llevarla a ordenar que las autoridades locales ni se acerquen a la ayuda que envía Provincia.

«Son unos hijos de p…», bramó una María Eugenia Vidal echando mano a un lenguaje que no suele ser común en la modosita funcionaria. Es que había corroborado con sus propios ojos que centenares de colchones, frazadas y alimentos eran guardados en los galpones de Desarrollo Social «para ser utilizados en la campaña electoral en vez de ir a manos de quienes todo habían perdido con las inundaciones». Una funcionaria del riñón del área había deslizado al oído del ministro De la Torre la grave denuncia que, fil a su estilo, Vidal quiso corroborar personalmente.

Ni que decir de la cara de maría Eugenia al enterarse que, en medio del desastre, la responsable del área se había tomado vacaciones en las doradas playas de Río de Janeiro. Fue la gota que rebasó el vaso…

Personalmente la gobernadora decidió habilitar un depósito para almacenar los envíos de ayuda de la Provincia, “paralelo” al de Desarrollo Social de Mar del Plata.

“El operativo -admiten desde la Provincia- debía estar a cargo de la Municipalidad pero al final se lo puso al hombro la gobernadora. No es un dato menor que se haya buscado otro depósito. Queremos que todo sea transparente y claro, pero por sobre todas las cosas, que quienes sufrieron las consecuencias de las inundaciones en los barrios sientan que el Estado está presente”.

Un verdadero papelón, otro, de una administración sin brújula ni sentido de la realidad que ya no es siquiera tenida en cuenta por el poder central. «No quiero a Arroyo en una foto conmigo» dijo Vidal apenas llegada a la ciudad. Y en los hechos así quedó demostrado: la única vez en toda la recorrida en la que aparece la compungida cara de Zorro Uno es en un tercer plano (foto de portada) y más como expresión de un  que como presencia del intendente de Mar del Plata.

El enojo crece, los tiempos corren y lo más claro es que desde La Plata preparan un cambio profundo que pueda enderezar el rumbo. Y ya saben a quien no encomendárselo…