Se pondrá en marcha la campaña 2015/16 para ambos con el 115º clásico en el historial. Quilmes será local ante Peñarol en el Polideportivo.
El conjunto de Luro y Guido viene de protagonizar una de sus mejores campañas en toda su historia liguera. Llegó a la final de la Conferencia Sur (equivalente a semifinales globales), en la que perdió ante Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia. Peñarol, en cambio, cayó en forma prematura encuartos de final ante el mismo rival sureño.
Acaso como réplica de las campañas de uno y otro se produjeron en ese sentido las modificaciones en ambos planteles. Mientras el tricolor conservó gran parte de su estructura, incluido el entrenador, el ?milrayitas? profundizó sus cambios y hasta sustituyó a su entrenador.
Quilmes, que tendrá al menos al principio una ficha mayor libre, prescindió de Rubén Wolkowyski, Federico Marín y Lucas Ortiz e incorporó a Fernando Calvi y Alejandro Spalla. La otra modificación es la llegada del estadounidense JT Durley en sustitución del confiable Ivory Clark, quien argumentó problemas personales. El resto de los componentes del equipo continúa igual, incluido el director técnico Leandro Ramella, quien inicialmente no iba a continuar en el club.
Los cambios en Peñarol son más notorios. Se fueron Alejandro Konsztadt, un histórico como Martín Leiva, Adrián Boccia, Martín Osimani y Gabriel Fernández, además del entrenador Fernando Rivero.
La continuidad quedó reservada para el súper campeón Leonardo Gutiérrez, Alejandro Diez, Luciano Massarelli, Fabián Sahdi y Franco Giorgetti.
Y la nota destacada es, sin dudas, el retorno a la Liga de Sergio Hernández, quien conducirá al equipo con el que ganó el tricampeonato. También llegaron Roberto Acuña, el base Juan Pablo Figueroa, el pibe Nicolás Brussino ?una de las joyas del mercado- y los extranjeros serán dos que acreditan experiencia en la Liga: el alero Jimmy Baxter y el pivote Reggie Okosa.
Peñarol es el único equipo de los 20 que participan en la máxima categoría que llega al encuentro debut sin haber jugado un solo amistoso. Todos los demás jugaron como mínimo dos, tal el caso de Quilmes, que venció a Argentino de Junín y a Ciclista Juninense en sus juegos preparatorios.
Hablar de antecedentes no parece muy prudente porque se trata de una temporada nueva y unos cuantos nombres nuevos, aunque es difícil esperar muchas sorpresas desde lo táctico. Quilmes tiene muy incorporado su sistema de juego, con Walter Baxley como estandarte ofensivo, pero algunos parámetros tendrán que cambiar. Sobre todo ahora que ya no tendrá a su líder defensivo, el estadounidense Clark.
También es conocida la idea que pregona Hernández. Seguramente su equipo apuntará a ser confiable defensivamente y a imprimirle velocidad a sus réplicas ofensivas. Habrá que ver qué papel le corresponderá a Okosa en la ofensiva fija, que continuará con la modalidad del «4» abierto, bien con Leo Gutiérrez, bien con Ale Diez en esa función.
Lo que seguramente no será nuevo es el color, el calor y la pasión que le pondrá la gente a un enfrentamiento marca registrada. Es el mejor que puede ofrecer la Liga y se juega en el mejor estadio cerrado del país. Razones de peso suficiente como para no perderse una noche espectacular.
Informe: La Capital