Raverta’s Boys: cuando la mezquindad supera todos los límites

Por Adrián FreijoDespués de despreciar los reiterados ofrecimientos del municipio para poder aportar toda su estructura al operativo sanitario, el kirchnerismo desbordado sale a pedir ayuda.

 

Durante meses el municipio puso a disposición de las autoridades provinciales los centros de salud para ser utilizados como vacunatorios. El silencio fue la respuesta, hasta que la realidad se llevó por delante la soberbia y hubo que recurrir a aquello que se pretendía ignorar.

Pero claro, cuando la política se entiende como un miserable instrumento para avanzar sosteniéndose en el desgaste ajeno y no en el mérito propio, aparece la impostura y la especulación como único arma a utilizar frente a un sociedad a la que se supone, o se sabe, distraída en otras cosas.

Autoridades sanitarias, con Fernanda Raverta a la cabeza, le pidieron públicamente al intendente Guillermo Montenegro que disponga la realización de hisopados en los 33 Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) del partido de General Pueyrredon. Por supuesto rodearon el acto con la presencia de figuras que nada tienen que ver con la salud pero que cada vez que perciben la chance de caranchear despliegan sus ajetreadas alas y preparan sus picos para morder algún mendrugo de carroña política.

Marina Santoro, titular del bloque de concejales del Frente de Todos y una de las principales movilizadoras de cuanta traba pretendió ponerse a las políticas reactivadoras que se planteaban desde el Ejecutivo, es claro ejemplo de lo que decíamos.

Pablo Obeid, senador provincial hereditario, tampoco es de los que pueden esgrimir un currículum ajustado a las necesidades de la salud. Pero pareciera que estar y pertenecer le ha dado un rédito ciertamente envidiable.

«Montenegro tiene que cumplir con la parte que le toca al nivel de atención primaria de salud en estos tiempos de emergencia y que los vecinos de Mar del Plata y Batan merecen», señalaron, en un comunicado que parece enmarcarse en un caso se «amnesia beneficiosa».

Todos ello, sin embargo, parecen olvidar o querer olvidar que en marzo de 2021 -hace casi ya un año- el municipio puso a disposición de del área de salud provincial todas las unidades CAPS para que fuesen utilizadas como centros de vacunación. Y que desde entonces ha sido constante la reiteración de ese ofrecimiento en boca del intendente y de la secretaria de Salud Viviana Bernabei.

¿La respuesta?: el desprecio y el silencio. La soberbia de creer que con lo propio alcanzaba y que los laureles quedarían entonces en cabeza de los nuevos guerreros contra la pandemia que, como ocurría con el gobierno nacional, creían estar frente a una gripecita a la que se derrotaría sin esfuerzo alguno.

El resultado está a la vista…

A la desorganización, los cambios constantes de lugares de vacunación, las inmensas colas de gente padeciendo las inclemencias del tiempo, la colocación de vacunas vencidas y tantos otros dislates se suma ahora la imposibilidad cierta de afrontar la avalancha Ómicron con aquella estructura que se pensó para el marketing y fue arrasada por la realidad.

Y entonces, ahora si, la oferta municipal desechada ayer se convierte en imprescindible y los soberbios de ayer salen a pedir al municipio una ayuda que, de haber sido aceptada en su momento, hubiese acelerado la vacunación y multiplicado los hisopados.

Pequeñas imposturas de dirigentes que después se preguntan porque la sociedad marplatense y batanense les da la espalda a la hora de elegir sus gobernantes. Si ni siquiera toman nota que detrás de sus manganetas pergeñadas en trasnochadas reuniones, hay personas que padecen, enferman y esperan respuestas de un estado que solo sabe mirarse su empelusado ombligo.

Y es que no se puede hacer todo tan mal y ni siquiera aprender algo de ello.