Reapertura Administrada: mentiras y verdades de los anuncios

Redacción«Hoy comienza una nueva etapa» dijo el intendente, «Tenemos soluciones”, afirmó Kicillof. ¿Qué es cierto y qué mentira entre anuncios, sobreentendidos y realidades?.

La presión sobre las autoridades para flexibilizar la actividad económica se hizo insoportable, empujada por la realidad misma: a la depresión social, que tiene aristas diferentes y complejas, se suma una caída de los índices reales que ya muchos especialistas comenzaba a ver que se acercaba a un punto de no retorno.

Los tres niveles de gobierno -nación, provincias y municipios- saben que ha llegado la hora de arrancar pero temen una realidad en cuyo diagnóstico coinciden: en la medida que el cumplimiento de la estrategia sanitaria sea puesto en manos de la población la posibilidad de fracaso se acrecentará; los argentinos somos proclives a creer que con aplausos multitudinarios o mensajes sensibleros alcanza para considerar que nuestra participación es protagónica pero…las normas que las cumpla el otro.

Kicillof anunció seis medidas y ninguna de ellas parece ser útil o determinante. Vea si no…

“Comercios abiertos”, una plataforma del banco provincia que pone en contacto al comerciante y al cliente que busca de garantizar el abastecimiento y mantener las fuentes de trabajo, no pasa de ser uno más de tantos instrumentos electrónicos que el estado lanza a cada paso y que, en todos los casos, termina siendo un sitio de acceso imposible o un simple derivador hacia los instrumentos tradicionales de la burocracia, en este caso bancaria. Nadie cree seriamente que esta «solución» tenga algún andamiento…

El “Plan provincial de producción de insumos esenciales” tiene como objetivos abastecer de barbijos, kits sanitarios, alcohol en gel, y otros insumos necesarios en el contexto de pandemia a través de la reconversión de empresas que podrán acceder a líneas de créditos destinadas a capital de trabajo. Un intento válido que no cuenta con el tiempo y la estructura necesaria para ponerse en marcha. Una idea que por su falta de practicidad se convierte en abstracta…

Para el sector agrícola se lanzó el plan “A toda máquina” que promueve los créditos para la adquisición de maquinaria agrícola hasta 60 meses y a una tasa conveniente. Y nunca mejor utilizado el término relanzamiento: en condiciones mucho mejores, y con los mercados mundiales abiertos al comercio del sector, esta oferta del Banco Provincia fue un fracaso absoluto debido al alto costo de los créditos. Algo que ahora se repetirá, salvo que se ofrezcan a tasa cero, lo que no está en los planes de las autoridades de la entidad que piensan en un 20/24% anual.

Para garantizar el crédito de las Pymes, la provincia realizó un “Convenio Bapro – Fogaba” y buscará también conocer las realidades productivas de cada municipio a través de la creación de los “Consejos consultivos regionales” que desde el 11 de mayo próximo se reunirán virtualmente para buscar soluciones a los problemas que las comunas presenten. Más allá de que el convenio ya existe desde épocas del gobierno de Eduardo Duhalde -convirtiéndose en una más de las estructuras burocrática con el único destino de colocar amigos que necesitan ganar un buen sueldo a costillas de todos nosotros- los tiempos de funcionamiento propuestos pueden servir, con suerte, para la próxima pandemia.

Distinta ha sido la actitud del intendente local quien, además de elevar a la provincia los protocolos propuestos por las diferentes actividades que vienen pidiendo pista, ha decidido que la reapertura debe darse en el contexto de las medidas de aislamiento vigentes y no con planes de nombre rimbombante y alcance raquítico.

“Tenemos que saber el volumen de personas que se mueven (con cada actividad), por eso, seguramente, se cambiarán horarios, días de trabajo y veremos el flujo del transporte público. Todas estas cuestiones son las que se tienen en cuenta para poder empezar con esta reapertura” dijo Montenegro, dejando en claro que será la economía la que deberá ajustarse a la capacidad de control de la cuarentena y no un anuncio espectacular que requiera de la irresponsabilidad para ser llevado a la práctica.

Y de eso se trata: de hablarle a la gente con claridad y sobre todo con la verdad.

Mientras algunos lanzan planes tan ambiciosos como insustentables, otros prefieren la prudencia y el paso a paso dado sobre caminos sólidos y sustentables. Algo que el gobierno nacional viene intentando, aún al precio de soportar a cada paso presiones propias y ajenas, desde el comienzo mismo de la crisis.

Y tanto Alberto Fernández como Guillermo Montenegro parecen demostrar que a la hora del sentido común poco importan los colores partidarios y las ideologías.