La iniciaron hace muchos años los productores de manzana del Valle de Río Negro, la siguieron los tamberos y los productores agrícolas y ahora le toca el turno a los productos del mar.
Los pescadores explicaron que la suba de costos operativos por efecto de la inflación, sumado a una caída en los precios de venta de las distintas especies han conformado un presente difícil de sobrellevar.
José Martín Di Costanzo, uno de los integrantes de la cámara de embarcaciones de pesca costera, aseguró que “venimos desde principio de año con muchos problemas económicos y se complicó ahora porque entre un 30 y 40 por ciento bajó el precio del pescado y los costos impositivos cada vez son mucho más altos”.
“El gasoil que el año pasado costaba 10 pesos el litro, hoy está a 15,60 pesos y nuestros barcos utilizan 2.000 litros por día de combustible y estamos en promedio 10 días afuera”, añadió.
Además, se quejó porque “el canon de extracción lo subió la subsecretaria y encima nos llegaron multas por valor a los 5 millones de pesos para los barcos que se nos hace imposible pagar. Además aumentaron los costos de la ART con costos cercanos al 25 por ciento de la masa salarial, todo esto demuestra que estamos mucho peor que en el anterior gobierno”.
Di Costanzo aseguró que “nosotros apostamos a este cambio de gobierno y estamos peor, votamos el cambio porque con el anterior gobierno estábamos en caída y ahora nos terminaron de arruinar y encima el pescado bajó”.
El dirigente reconoció que Argentina en cuanto a venta de pescado “quedamos caros para el mundo porque Uruguay nos salió a matar con sus costos mucho más bajos que los nuestros, encima ellos tienen el gasoil a un precio mucho más bajo y no tienen la carga impositiva que tenemos nosotros”.
“El valor de tonelada de pesca es en dólares, y sus costos los hacen más competitivos que nosotros”, añadió.
Los fresqueros dispusieron que a modo de protesta a partir de este miércoles apostarán, frente a la sede de la institución, un barco desde donde se entregará la mercadería como señal de protesta ante el crítico presente económico de la flota.
En Mar del Plata están asentados unos 65 barcos de este tipo y como producto del trabajo que realizan todo el año se alimenta un circuito productivo en tierra que emplea a unas 10 mil personas en la ciudad.
“Necesitamos medidas para recuperar la competitividad, pero fundamentalmente reglas claras para mantenernos operativos”, detalló el gerente de la Asociación, Mariano Retrivi.
Desde el sector aclararon que no tienen voluntad de generar conflictos sino que están “abiertos al diálogo” pero lamentaron que hasta hoy las autoridades nacionales, provinciales o municipales no se han acercado al puerto para conocer de primera mano los problemas que afectan a la actividad.