Parece que esta vez es cierto. Los dos prófugos fueron detenidos a pocos kilómetros de Cayastá, en la misma zona en la que fue localizado Martín Lanatta. Estaban agotados y desanimados.
Ya no tenían forma de seguir escapando. Su último espasmo -la toma como rehén de un empleado de la arrocera en la que se habían escondido- se pareció más a un aviso que a un intento de resistencia.
De acuerdo con las primeras informaciones, los dos delincuentes se habían escondido en una planta de la arrocera Spaletti en los alrededores localidad santafesina de Cayastá. La detención se produjo luego de que el encargado de la fábrica fuese tomado rehén, según confirmó el cuñado de la víctima.
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En las próximas horas serán trasladados a Buenos Aires y no se conoce aún en que dependencia carcelaria serán alojados, aunque se especula con que serán separados.
En su poder encontraron un fusil FAL con más de 20 municiones, pero según las fuentes ambos se rindieron en forma inmediata y sin oponer resistencia alguna.
Según el joven encargado del lugar ambos se encontraban vestidos con uniformes similares a los de las fuerzas de seguridad, lo trataron correctamente y en ningún momento lo amenazaron.
Una vez más fue la policía de la pequeña localidad santafesina fue la encargada de llevar adelante el operativo. Se supo que los prófugos entregaron mansamente las armas en el mismo momento en que un agente de la fuerza ingresó armado al galpón de la arrocera y les dio la voz de alto.
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Ni jugados, ni dispuestos a todo…apenas agotados. Así fue el final de los delincuentes que tuvieron en vilo al país y jaquearon al poder político.