Restricciones: ¿Quién le pone el cascabel al gato?

RedacciónLos especialistas sostienen la necesidad de cerrar y limitar, los políticos se niegan a pagar el costo de resolverlo, el virus y sus nuevas cepas avanzan velozmente. ¿Qué hacer?.

 

Los infectólogos que asesoran al gobierno nacional y los ministros de salud de las jurisdicciones más importantes del país coinciden en la necesidad de una cuarentena dura por el lapso de al menos cuatro semanas como única forma de frenar la aceleración de los contagios y evitar un posible colapso del sistema de salud.

Y aunque saben que la situación económica puede sufrir un deterioro difícil de recuperar -sobre todo en las pequeñas y medianas empresas- insisten en que no hay otro camino y que por lo tanto ahora se trata de una decisión política.

En ese contexto, por ahora la medida más concreta que se analiza en el Gobierno nacional es avanzar con una restricción nocturna más importante que la que actualmente está vigente en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, entre las 2 y las 6 de la madrugada.

Todo indica que la restricción podría ser de 22 a 6, aunque eso sería un golpe letal al sector gastronómico. Esa medida estaría acompañada por una suspensión de actividades de ocio como cines, teatros, fútbol, clubes y gimnasios.

Los mismos especialistas afirman que las limitaciones nocturnas dificilmente tengan incidencia importante en el freno a los contagios. «Es durante el día, cuando se da la mayor circulación de personas, cuando debemos ajustar, cerrar y limitar. Lo demás no sirve» sostienen.

El gobernador Axel Kicillof, que recibió en las últimas horas un preocupante informe acerca de la capacidad instalada de salud para sostener la aceleración de los casos, es partidario de avanzar en estas restricciones aunque pretende que sea el gobierno nacional el que tome la decisión.

En la CABA, pese a las oscuras proyecciones que desde el sector privado de salud se hacen calculando en un máximo de una semana la capacidad de respuesta sanitaria, las autoridades se resisten a limitar actividades. «Tenemos que sostener el equilibrio. El equilibrio implica evitar contagios, salvar vidas pero sostener la actividad económica», dijo el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli.

Y también esperan que el costo político caiga sobre la administración central.

Claro que Alberto Fernández, que ve caer día a día el nivel de apoyo de la sociedad a su gestión de gobierno, pretende a su vez que sean gobernadores e intendentes los que tomen la decisión de volver a fases anteriores, limitar la circulación de personas y cerrar actividades comerciales que hoy están autorizadas.

¿Y la gente?. Una encuesta de Management & Fit reveló que casi el 60 por ciento de los consultados avalaría nuevas medidas aunque la principal preocupación sigue siendo la situación económica.

El sondeo muestra que el 39,3% de los consultados dijo estar «muy dispuesto» a cumplir una etapa de confinamiento más estricto, mientras que el 19,9% estaría «algo dispuesto».

Es decir, el 59,2% no se opondría a las restricciones. En cambio, el 36 por ciento se muestra en contra.

La lectura que por estas horas hacen en el gobierno pude resumirse en el comentario que uno de los funcionarios más altos de la Jefatura de Gabinete hacía hace algunas horas, en la previa de la reunión que su titular Santiago Cafiero tendría con sus pares de provincia y la CABA: «no nos engañemos, ese 36% que se opone es la gente del sector privado que trabaja y produce para sostener a los empleados públicos, los planes sociales y los desocupados. ¿Qué les importa si se trabaja o no; ellos cobran lo mismo», afirmaba.

¿»O ya nos olvidamos que el 60% de la sociedad se compone de esos sectores?» concluía. Y nadie se atrevía a negar sus afirmaciones…

Nadie sabe como terminará este entuerto entre lo que debería hacerse y lo que puede hacerse en las actuales circunstancias. Pero lo cierto es que ha llegado la hora de tomar decisiones.