Muchas son las leyendas que rodean la reforma que en 1977 hiciera River, con dinero del estado, en el Monumental que sirvió para albergar el Mundial 78. Historia negra que hoy reaparece.
El titular de River Plate Rodolfo D’Onofrio acaba de reconocer que está en sus planes remodelar el viejo estadio Monumental o construir uno nuevo «en terrenos cercanos a la ESMA, que además pertenecen al lúgubre lugar que se hizo famoso por ser uno de los más brutales centros de detención y exterminio de nuestra historia». Para ello se utilizarían tierras ubicadas a unos 500 mts. del actual estadio que sería luego demolido para ampliar las instalaciones sociales del club.
¿Sabrá el titular «millonario» cuánto podría aportar esta última opción a la verdad histórica sobre una de las épocas más negras de la Argentina?.
Durante todo el tiempo en el que la Dictadura gobernó con mano de hierra la Argentina, River y el poder fueron una sola cosa.
Homenajes, negocios, loas y todo tipo de complicidades, dejaron en evidencia una sociedad casi mafiosa cuyos alcances todavía no fueron investigados en profundidad.
En 1977 presidía la entidad de Nuñez Rafael Aragón Cabrera, un hombre tan ligado al gobierno militar que debió abandonar el cargo en 1983, justo con el advenimiento de la democracia.
El hombre encargado de manejar sus negocios con el estado era su propio yerno Edmundo Mon por entonces cabeza visible del Banco Galicia y encargado de las maniobras «non sanctas» del poder político para apropiarse de negocios públicos y privados.
Aquí en Mar del Plata fue la cara visible del grosero intento de quedarse con el estacionamiento medido en tiempos de Russak interventor, y también recordado por haber pretendido tomar posesión de una manzana entera en las cercanías del puerto local utilizando topadoras custodiadas por personal del GADA 601 para «desalojar» a un indigente que vivía en una casilla de lata. La intervención de un funcionario municipal, sostenido por el entonces Obispo de Mar del Plata Rómulo García, evitó el desmán.
Videla, Massera y Agosti fueron nombrados socios honorarios de River por Aragón Cabrera en Mayo de 1978. Otros ilustres personajes lograron el mismo privilegio durante el mismo año: Osvaldo Cacciatore (intendente de la Ciudad), Antonio Merlo (gobernador de Tucumán) y Carlos A Lacoste (EAM 78).En 1981, un socio corriente de River, el Presidente de facto Roberto Viola, también fue nombrado socio honorario de la institución. El primer presidente del EAM 78, el Gral. Actis era socio de River y había jugado en la 3ra división de ese club en los años 40. Durante su gestión se decidió que el Estadio de River fuese la cede principal del Mundial 78.
Así se movía la gente que manejaba a River por esos años. Y el secreto, lo era a voces: el Contralmirante Alberto Lacoste, Ministro de Bienestar Social y luego encargado de las obras del mundial 78 y Vicepresidente de la FIFA de Joao Havelange era el verdaddero amo y señor de la institución, aportaba los fondos para su funcionamiento de «Primer Mundo» y, mientras enviaba a Boca Juniors a la inevitable quiebra que se produciría en 1982, aportaba los fondos para que River tuviese un estadio que sería envidia de los principales clubes del mundo y centro de la cita mundial prevista para 1978. Además, lo que fue divulgado hasta la desmesura por el propio Lacoste, con su intervención directa el estado aportó los fondos para repatriar a Norberto Alonso primero y para comprar a Alberto Mario Kempes en 1981. Así de intensa era la relación del club con la dictadura.
Pero..¿era solo eso?…¿el capricho de otro más de los acostumbrados a resolver sobre la vida y la muerte de los argentinos por esos años?...¿otro negocio entre civiles corruptos y militares iluminados?. Ciertamente no...
Dicen los que conocen la historia de esos días, por haber sido protagonistas y no por tocar de oído, que la presión de los organismos internacionales por las sistemáticas violaciones a los derechos humanos ya era insostenible para la Junta Militar en 1977. Y que los trágicos «vuelos de la muerte» y los traslados desembozados de detenidos a la sede de la ESMA ya estaba bajo la atenta mirada de instituciones internacionales que no permitían la impunidad de antes.
Por eso la idea original de centrar las actividades mundialistas en Córdoba o Mendoza, que para los servicios de inteligencia permitían armar un operativo de seguridad mucho más efectivo que en la complicada Capital Federal, cedió ante la alternativa de un Estadio Monumental que ofrecía una solución triple a todas las cuestiones.
1- Futbolísiticamente era, por historia y capacidad, irreprochable,
2- Las obras de remodelación garantizaban el negocio para los organizadores y,
3- Esas mismas obras «acortaban la distancia» para la tan cuidada «solución final» que proponían los jerarcas asesinos.
Porque las obras se iniciaron y, como dijo ingenuamente un obrero de la época que trabajó en las obras, «eran muchos los camiones de la Marina que al atardecer, mientra todos eramos custodiados hasta los camiones que nos alejaban del lugar, ingresaban por la parte norte del estadio y quedaba estacionados a unos 100 mts. Por supuesto al otro día se habían ido y nadie nunca nos explicó de que se trataba».
Y mientras los homenajes a Lacoste se sucedían aún en nuestra ciudad, la leyenda negra de los detenidos desaparecidos sumergidos cada noche en las columnas frescas de cemento de la remodelación del Monumental fue creciendo hasta tomar volumen de alarido.
¿Verdad, mentira, mito?…tal vez cotejando las fechas de aquellos siniestros vuelos y de la sugestiva «integración» de algunos detenidos al «lavado» de imagen de la ESMA nos den la respuesta. ¿O cree el lector que es casual que el tiempo mundialista casi no aparezca en los registros de todos aquellos que han investigado las violaciones a los derechos humanos, salvo para hablar de pactos entre la conducción montonera y los jerarcas del Proceso?.
Si aquellos pilotes de la remodelación guardan oscuros secretos de un tiempo siniestro, ya es tiempo que se sepa. porque sería bueno saber que aquella comunión River-Proceso que tantos millones le costaron a la Argentina en la corrupción que rodeó la reforma del Monumental, no fue «más que eso» y no la tapadera para construir la tumba NN más grande del universo.
Resabios de una historia de 40 años después todavía guarda sus secretos..,