Rodriguez Larreta entre la espada y la pared

RedacciónNo son fáciles estas horas para el Jefe de Gobierno porteño; mientras enfrenta a Nación por la presencialidad los contagios crecen explosivamente en la ciudad. ¿Qué hacer?. ¿Insistir o ceder?.

 

Más allá de su postura frente a la presencialidad, la preocupación en el Gobierno porteño por la segunda ola de coronavirus es muy alta.

La variable que más inquieta es la ocupación de camas de terapia intensiva. La Ciudad contrató a un especialista del Instituto Balseiro (Bariloche) para hacer proyecciones sobre cómo pueden ir aumentando los contagios y, en función de eso, ver si el sistema tendrá capacidad para absorber los casos más complejos.

Se proyectan distintos escenarios, más o menos optimistas, y se suma la variable de cantidad de camas. Y todos los números son preocupantes…

Clínica por clínica, hospital por hospital las conclusiones despiertan temores en el equipo de gobierno, y saben que ni siquiera serán suficientes las nuevas camas y equipamientos que a paso redoblado se pretende incorporar.

En lo inmediato hay un dato que genera alguna esperanza: la curva en los últimos días muestra una baja. Pero en Salud previenen que, aunque ello podría marcar el inicio de la retirada de la segunda ola, la llegada del invierno hará inevitable un nuevo brote para el que se sospecha puede ser insuficiente la infraestructura actual.

Por lo pronto, y cómo adelantaron funcionarios porteños, en la CABA tienen un cronograma de mayores cierres de escuelas si los contagios no aflojan. «Si tenemos que actuar sobre casos puntuales vamos a hacerlo» dicen, para solo luego aceptar que «si no hay una baja significativa vamos a terminar con la presencialidad pero como una decisión propia».

Mientras tanto preparan una batería de datos y planillas por si hay que salir a demostrar que el avance del virus nada tiene que ver con la presencia de los chicos en las escuelas. «En provincia las clases están suspendidas y los números, al menos hasta ahora, no han mejorado» afirman.