Salir del aislamiento no es para improvisados ni distraídos

Por Adrián FreijoLa salida del aislamiento descubrirá la hondura de la crisis económica desatada por el coronavirus. Todos descubriremos que, en algún eslabón de la cadena, estamos en problemas.

Si usted es un pequeño empresario y pudo pagar el salario de sus trabajadores, seguramente no pudo comprar las materias primas para seguir produciendo…

Y si por arte de magia logró ambas cosas, es casi imposible que haya podido cubrir todos los cheques que como misiles ingresaron en su cuenta en los últimos días. Y mucho menos los que están en pista esperando para despegar…

Pero si en una demostración de fuerza sobrenatural consiguió las tres cosas, no quiera convencernos de que además pudo pagar impuestos y servicios, disponer lo necesario para cancelar sus tarjetas de crédito apenas termine la corta tregua que nos ofrecieron o depositar las cargas sociales de sus trabajadores para evitar pasar, de un momento a otro, de héroe a delincuente.

No quiera saber entonces la situación en la que nos encontramos los ciudadanos de a pie que vivimos del ingreso de nuestro trabajo. Nos han colocado a todos en un limbo, pero parece que a la salida no nos espera el Arcángel Gabriel para llevarnos al paraíso sino el propio Satanás abanicándose con facturas de luz, gas, agua, impuestos, tasas y cuotas varias. Que mientras nosotros consumíamos horas y horas de opinólogos por televisión y no dudábamos en multiplicar todos los tips de supervivencia que nos hacían llegar minuto a minuto, seguían avanzando sin pausa al ritmo de una tasa de actualización que nunca baja del 70%.

Minga del 49% que anunció el gobierno…vea los costos administrativos, de mantenimiento de cuenta, de impuestos internos (en el caso de los servicios) y de homenaje a la Pachamama…y después me cuenta.

A todos el Sr. Coronavirus nos ha roto el….eslabón más débil de nuestra cadena personal de pagos. Que solemos sostener con el viejo sistema keynesiano de «tapo un santo para destapar a otro».

Las medidas adoptadas por el gobierno para frenar la curva de contagios han sido las adecuadas, y todos los números que se conocen hasta ahora así lo confirman. Pero existen dudas acerca de la información que las autoridades manejan acerca de la verdadera cantidad de infectados en el territorio nacional; los testeos realizados hasta aquí son pocos e insuficientes para conocer donde estamos parados de cara a la supuesta salida del aislamiento social.

De la cantidad de test dependerá el día de mañana. Hay que hacer un mapeo de toda la población para asegurarnos que el el aflojamiento de la cuarentena no va a ser un salto al vacío. Y solo después resolver como lo iniciamos, que porcentaje de los argentinos y en que medida pueden volver a la actividad y que hacemos con los otros, los que queden en cuarentena, que tienen el final del congelamiento de pagos como una espada de Damócles pendiendo sobre su cabeza.

Por que millones de compatriotas necesitan ganar la calle cuanto antes para juntar ese peso que les permita volver a subirse…aunque se a la lona. ¿Basta con hablarles de los riesgos que para su salud puede significar el contagio?. ¿Exigirles que opten entre morir por el virus o hacerlo por el hambre?.

La sensación es que deberán tomarse medidas de fondo. Casi como un barajar y dar de nuevo, que permita para todos un horizonte claro y un camino transitable en un escenario que seré, tal vez para siempre, muy distinto.

Y los bancos, las financieras, los grandes prestadores de servicios y toda esa inmensa cadena de intermediarios que viven de exprimir a los argentinos y a la Argentina deberán esperar su turno. Así como los acreedores de bonos que han pagado por años un 300% más de lo que podían lograr sus tenedores con la mayor tasa que encontraran en el mercado.

¿Quisieron jugar al riesgo?…bueno…aquí está…esto es el riesgo, y esta vez no apareció de la mano de nuestra irresponsabilidad sino de una crisis de salud que tiene tufillo a globalización.

Y si la globalización nos trajo hasta aquí -en deuda, decadencia y salud- que la globalización nos saque…

Parece justo.