Scioli y su psicósis naranja: ¿se acordará la gente al votar?

La apariencia de hombre calmo esconde ciertamente una personalidad sicopática: el gobernador entrega a los colegios provinciales…¡bancos pintados de naranja!

Cuando una pesonalidad psicopática desarrolla una idea fija, y sobre todo cuando esa idea gira alrededor de su propio objetivo, su personalidad se acomoda plenamente al objetivo y los sentimientos que cada actitud tomada puedan despertar en alguien normal desaparecen.

Lo que para cualquiera sería motivo de dolor, al psicópata no lo afecta; lo que normalmente generaría humillación, al psicópata no le produce más que una tenue incomodidad; lo que debería enfurecer al psicópata le genera una calma utilitaria para lograr el objeto de su deseo.

Y así todo. Por eso pueden llegar a desarrollar personalidades seductoras; a todos atrae esa figura que pasa por las peores conmociones sin que se le mueva un pelo.

Pero si el observador se detuviese a seguir con detalle los pasos que el psicópata da en el camino de su objetivo, terminaría por comprender que aquello de «el fin justifica los medios» le cabe como a ninguno.

Daniel Scioli ha sido ninguneado, humillado, boicoteado, insultado y rebajado hasta lo inaceptable por quienes él dice que son sus «compañeros». Y para hacerlo siempre han buscado lugares públicos, notorios y capaces de multiplicar y poner en evidencia el agravio.

Sin embargo este hombre -capaz de correr en una categoría de motonáutica en la que el único competidor era él, con el psicopático objetivo de ser campeón del mundo aunque quedase en claro que lo era de la nada- sigue adelante como si nada, pintando de naranja una realidad vacía de ideas y proyectos en la que su obsesión mental logró que lo único importante se que la gente se pregunte hasta cuando va a aguantar, y camina enhiesto hacia lo que es su única razón de vida: la presidencia de la nación.

Por eso no debe extrañar que ahora llene los colegios de bancos pintados de naranja sin importarle que ello represente una presión sobre la psiquis de los chicos. Porque otra característica del psicópata es terminar creyendo que la única psiquis a proteger es la propia, la que lo lleva hacia el objetivo y lo blinda de los tropiezos de la realidad.

Y así será, naranja como el naranja mismo, la Argentina que Scioli pueda llegar a gobernar. Sin ideas, sin proyecto, sin futuro, sin nada que no sea el triunfo del psicópata y el naranja tapando cualquier intento de plantear algo distinto.

¿Se acordará la gente al momento de votar?, ¿entenderá el riesgo de entregar el manejo del país a alguien que sólo sabe que quiere llegar a ese lugar pero ni siquiera tiene interés en contestarse el para qué?.

¿Habremos aprendido la lección?