(Escribe Adrián Freijo) – El gobierno se queja amargamente y con razón del estado del país que ha recibido. Pero la queja no puede ser eterna y ya deberíamos saber hacia donde vamos.
El gobierno comete el error de apuntar a su antecesor como culpable de todos los males, pero lo hace sin mostrar con la claridad debida los números recibidos y el estado de todo aquello que depende del poder público. En una sociedad dividida -para saberlo solo basta con observar las redes sociales o los mismos medios de comunicación- una sola forma aparece como lógica para terminar el debate: saber la verdad.
La lógica de la queja es válida si tiene sentido «educativo» pero lo pierde si es solo «justificativo». Pero si a la sociedad se le va a decir que el que se fue tiene la culpa de todo, mintió, destruyó pruebas, se robó todo y abusó de su poder y autoridad, esa sociedad quiere que quien así actuó quede entre las rejas.
Por supuesto que para ello deben cumplirse normas, plazos y pasos legales. Nadie pretende gestos de histeria autoritaria ni avasallar los derechos de persona alguna. Pero debería explicitarse a cada paso las irregularidades encontradas para evitar que el dedo acusador se convierta en algo cotidiano al que la gente deje de prestar atención.
[Tweet «Los pretextos van a encontrar un punto de hastío popular y habrá que gobernar»]
Ya nos pasó en algún momento cuando la inacción del gobierno de Alfonsín en el plano económico -detenido tan solo en la reivindicación de la cuestión de los derechos humanos- llevó a los argentinos a apoyar expresiones políticas ahítas de corrupción e ilegalidad a la que escudamos bajo el tenebroso lema «robó pero hizo».
Somos una sociedad de moral esquiva, paciencia corta y visión de futuro nula. Un cóctel peligroso para beberlo pretendiendo que para ello tenemos todo el tiempo del mundo.
[Tweet «Si hay culpables de tanto desastre los argentinos los queremos presos»]
En algún momento el gobierno deberá dejar atrás la lógica de la queja; sería bueno que cuando ello ocurra podamos mirar tras las rejas a todos o al menos algunos de los responsables de ese país saqueado que todos los días nos presentan como pretexto para justificar un preocupante espacio de inacción.
Porque cada día a los argentinos nos lleva por delante la inflación, nos acorrala la posibilidad de perder el trabajo, nos paraliza el miedo ante la inseguridad y nos enfurece escuchar a los responsables de este estado de cosas y a sus cómplices mediáticos pretendiendo que la tierra arrasada que dejaron ya debería ser un vergel de futuro y oportunidades.
[Tweet «El vivir echando culpas de Alfonsín terminó justificando el «robó pero hizo» de Menem»]
Mientras desde el gobierno el pretexto baja como único mensaje a la sociedad. Y ello no puede ser una estrategia eterna si no vemos que quienes nos fundieron pagan sus desatinos.
Manos a la obra entonces….