El gobierno sigue atizando el fuego de los problemas sin lograr resolver siquiera uno de ellos. La estrategia del conflicto constante y la épica comienza a ser peligrosa.
La Unión Industrial Argentina (UIA) alertó sobre la «inexorable» dificultad del sector para hacer frente al pago del medio aguinaldo de junio y pronosticó que si no hay apoyo por parte del Estado, se darán «conflictos» en una situación que ya es «delicada desde el punto de vista social y productivo». Desde el gobierno las respuestas fueron duales: mientras Economía anunció que no habrá aporte oficial extraordinario, desde Jefatura de Gabinete se sostuvo que el tema aún está en estudio.
El sector privado no financiero (productivo y de servicios) sigue con especial atención las negociaciones del Ministerio de Economía con los bonistas, ya que cuenta con una deuda externa de US$ 80.300 millones y de US$ 7.600 millones en el mercado local, por lo que una falta de resolución implicaría dificultades para acceder tanto al mercado de capitales como para superar las actuales restricciones cambiarias. El gobierno vuelve a correr la línea de llegada -no le quedó otro camino- y la cuestión se demora mucho más allá de lo que la débil economía nacional. pública y privada, está en condiciones de soportar.
La producción de las pymes industriales bajó 34,9% en mayo frente a igual mes del año pasado, por lo que en los primeros cinco meses acumuló una caída de 23,6%, advirtió hoy la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
El sector sigue esperando que desde el gobierno se anuncien las políticas activas que se implementarán para sostener al segmento más determinante de la economía nacional. Necesitan saber que ocurrirá en materia de créditos, condonación de deudas fiscales o una moratoria de una amplitud excepcional y sobre todo condiciones de captación de empleo. Sin estas respuestas más del 35% de ellas deberán bajar las persianas. Desde el estado se les contesta que el tema se está estudiando. A los involucrados el tiempo se les acaba.
Tres ejemplos de cuestiones centrales en las que la solución no aparece al final del túnel. pero son muchos más los ejemplos de indefinición en un gobierno que, al menos por ahora, corre detrás de la realidad. La externa -pandemia, recesión mundial, parálisis de la actividad económica en el país- y la interna, signada por las diferencias dentro del Frente de Todos y las dificultades para articular un diálogo sólido con la oposición y con los demás sectores de la vida institucional.
Y es que Alberto sigue enviando un doble mensaje que, por lo que fuese que se le hace inevitable, solo genera dudas al momento de resolver las cosas. ¿Es el presidente dialoguista que quiere cerrar para siempre la grieta o el expropiador de Vicentín, maltratador de los periodistas que no piensan como él y permanente cultor del reproche al pasado reciente?.
Definir quien es y que quiere tiene al estado en situación de parálisis frente a los grandes temas. Y cuando decimos parálisis decimos que dar hoy un paso adelante para desandarlo mañana es también una forma de ella.
El tiempo corre, los problemas se acumulan y aparecen otros nuevos en el horizonte. Tal vez haya llegado la hora de comenzar a gobernar.
Administrar la crisis, por bien que se haga, nunca fue suficiente…