Se afanaron la sirena mientras las mojarritas dormían

RedacciónUna estatua que desaparece en la cara del intendente y los concejales y una sensación de frivolidad y sinrazón que define a una ciudad que parece no llegar nunca a su propio fondo.

 

¿Cuánto nos cuesta a los marplatenses toda la estructura municipal?, ¿cuánto cobran las decenas de funcionarios políticos que, se supone, tienen que atender las cosas de la ciudad?. Sin embargo, y a juzgar por los resultados, ni siquiera se pueden asomar por la ventana.

Es como si al Papa le afanaran la basílica de San Pedro o a Alberto Fernández la Pirámide de Mayo. Pero acá en Mar del Plata todo es posible...“Sirena”, una de las figuras hecha en hierro fundido que forma parte del conjunto escultórico que está ubicado en Plaza San Martín, fue robada este viernes de las puertas mismas del municipio.

Desde 2016 pertenece al Patrimonio Histórico Municipal. “Es una pieza que proviene de la fundición de Arte de Val D’Osne, la más importante del mundo y llegó desde París en 1909”, señaló Costanza Addiechi, la directora de Restauración de Monumentos.

“Luego fue trasladada a la fuente de los jardines de la Antigua Rambla Bristol en 1913”, agregó. “En 1938 fue colocada por Adolfo Primavesi en Plaza Rocha y –hace un par de décadas- la encontramos como eje central de una fuente ubicada frente a la Municipalidad en Plaza San Martín. Es una obra que fue declarada Patrimonio Histórico Municipal en 2016 y fue restaurada ese mismo año”, señaló Addiechi.

Pero parece que los esfuerzos de la restauradora, que han dado vida y lustre a tantos monumentos olvidados de la ciudad, no han sido suficientes para que quienes son sus mandantes entiendan de que se trata eso de cuidar los bienes culturales de los marplatenses.

Pero claro, más grave que eso es el hecho de que los cacos que andan sueltos por la ciudad hayan tomado nota de lo poco peligroso que es chorear en las barbas mismas del poder.

De frente a la estatua robada, y por cierto a pocos metros, se encuentra el despacho principal de la comuna y el recinto del Concejo Deliberante. Es decir, la «Sirena» se encuentra al alcance de la mano de todo el poder político e institucional de Mar del Plata. Pero no fue suficiente…

Lo que para una ciudad que dice tener a la seguridad como prioridad parece, al menos, una excentricidad. Y para una a la que le aparece una estatua fantasma en la costa y es capaz de quedarse días y días extasiada ante semejante milagro, inventando historias y soñando réplicas, es ciertamente una broma de mal gusto.

Una historia demasiado importante para un conjunto escultórico que, sencillamente, un día desapareció.

Cosas de la chacra asfaltada…