Uno de los responsables de “Gorilla Brewing” contó en Radio Brisas los detalles del proyecto con su cerveza artesanal en Alemania. El maestro cervecero Ramiro Rodríguez habló con Florencia Cordero sobre los motivos que lo llevaron a dejar Argentina y apostar a vivir con mayor previsibilidad.
“Llegamos con mi esposa en diciembre y empezamos a elaborar las primeras cervezas en febrero, así que somos nuevitos acá. Tenemos una cervecería en Avellaneda junto a mi hermano y otro socio, David. La idea de encarar ese negocio acá surgió a fines del 2019”, expresó.
“Vine varias veces a Berlín, estuve en el casamiento de mi prima y en 2019 estuve seis meses viviendo y haciendo un curso de maestro cervecero. El tema de tener un socio alemán es fundamental, es más fácil por el idioma y la burocracia”, agregó Ramiro.
Por otro lado, en cuanto al diseño de la marca, comentó que “los que lo hacen son alemanes, tenemos un acuerdo comercial. Y el marketing lo manejamos nosotros, la idea es jugar con palabras argentinas, los nombres pueden ser en inglés, alemán o castellano, como es la vida acá. Nuestra primera cerveza fue ‘Adiós amigos’, por la despedida de la gente de allá y en homenaje al disco de los Ramones. Los nombres los vamos llevando en base a lo cotidiano con mi prima y David y cada nombre cuenta una historia”.
Rodríguez contó que alquilan un espacio en una cervecería escocesa muy conocida. “Por ahora estamos vendiendo en Berlín, en algunas zonas del norte de Alemania, mandamos un pedido grande a Finlandia, hablando con gente de Suiza. El mercado acá es chico”, señaló.
Además, aseguró que han tenido experiencias buenas, malas y distintas con relación a Argentina. “Mi gran inspiración para empezar a hacer cervezas fue Antares, hicimos un tour por la fábrica en 2019. Allá el mercado está muy desarrollado, acá se toma mucho, pero cervezas independientes, familiares y de cientos de años. Muchas veces vas al supermercado y comprás por 80 centavos de euro medio litro de una cerveza excelente y una lata de cerveza artesanal de medio litro sale 6 euros. Esa es una gran diferencia, el mercado acá no es tan grande como allá. Por otro lado, es una economía muy fuerte, para comprar materia prima lo hacemos directamente con el productor, el margen es mayor. En Argentina, compramos en dólares y vendemos en pesos, el margen es cada vez más chico”, explicó.
Por otra parte, manifestó que “acá hay mucha burocracia, papel, te mandan cartas y en eso David nos dio una mano enorme. Yo estoy pasando una etapa nueva y rara, acá todavía están cerrados los bares y restaurantes. Uno de los problemas es conseguir lugar, pero nosotros conseguimos rápido en dos o tres meses. La vida acá es fácil, voy a la cervecería en bicicleta porque la tengo cerca. No soy muy apegado a los lugares, no extraño mucho. Con respecto a la pandemia, es raro porque yo me fui de allá cuando era una fiesta, los bares estaban abiertos, el clima era increíble, en diciembre había un clima de fin de año, y acá había nieve extrema, encierro y pandemia”.
Sobre sus comienzo, mencionó: «Nosotros arrancamos despacio, alquilamos un espacio, sin inversión, nos dedicamos a vender, lo cual es fantástico, no tenemos una referencia del mercado, en Argentina sí”. Y en cuanto al alemán en Berlín agregó que “es un idioma muy complicado, en la vida me manejo en inglés, pero voy empezando a entender de a poco”.
Ramiro es maestro cervecero, tiene 41 años y empezó hace 13 a vivir de la cerveza. Trabajar en Argentina terminó desgastándolo de manera agobiante. “En algún punto me cansé de todos los días cambiar y que sea un caos, el no saber qué va a pasar mañana. Necesito estabilidad y tranquilidad, valoro mucho la previsibilidad, pedís una cosa y llega, dejas la bicicleta y no te la roban. Disfruto mucho poder hacer lo que me gusta sin tanta cosa alrededor. Yo me cansé en Argentina, hay cosas que no las puedo creer, creo que tiene que hacer un cambio radical. Yo no creo en el fanatismo político, para mí el político es un administrador de los bienes de la gente, y si lo haces mal, no servís”, opinó.
Por último, recordó que “vivía en San Telmo y era el epicentro del quilombo, me cansé de esa realidad, me saturó. Berlín es una ciudad rara, está llena de locos, es una ciudad muy punk, cada uno hace lo que quiere, es muy libre”. Y concluyó que “el argentino tiene un espíritu muy fuerte, emprendedor y vamos para adelante. Creo que hay que hacer las cosas con amor y pasión, el resto fluye”.