Por Adrián Freijo – …le pido que alguna cosa nos haga comprender que si respetamos la ley y nos sometemos a su potestad, las reglas de juego van a ser claras y todos sabremos a que atenernos en cada circunstancia o problema.
…le pido que nuestros dirigentes comprendan, al menos por una vez, que no somos sus súbditos y no estamos en este mundo servirles a ellos ni ellos para servirse de nosotros;
…le pido que hagamos carne que cada niño es una responsabilidad de todos y que cada anciano es el espejo en el que tarde o temprano vamos a tener que mirarnos. Que cuidarlos, protegerlos y asegurarles el ejercicio pleno de sus derechos no es una dádiva sino el resultado de una decisión inteligente en la que seguramente estaremos haciendo más digna nuestra propia vida;
…le ruego que nos meta en la cabeza el verdadero miedo a perder las cosas que tenemos como nación y así poder valorizar nuestras riquezas naturales y comunes como alguna vez lo hicimos con nuestros ahorros en peligro. Que aquella indignación militante por lo propio se convierta en una acción cotidiana por lo nuestro;
…también le ruego por los que no tienen trabajo pero muy especialmente por los que lo tienen y no saben cuidarlo. Por los que viven exigiendo por sus derechos y mirando de soslayo sus obligaciones; por los que creen que su destino personal debe estar asegurado aunque el de la empresa en la que trabajan sea el fracaso. Por los que se sientan a esperarlos premios y jamás se preguntan que han hecho para ganarlos;
…le pido por tantos que creen que el país les debe todo y que ellos nada deben aportar para que crezca, se multiplique y de los frutos que alcancen para todos;
…le pido por los demagogos, para que comprendan que su veneno ya ha matado el destino de tres generaciones de argentinos;
…le pido por los autoritarios y dictadores, para que en el espejo del castigo recibido reflejen la inutilidad de la violencia para resolver los problemas;
…le pido por los maestros –una escala muy superior a la de docente- para que no se rindan en su voluntad de transmitir el conocimiento ni caigan en las redes de la sindicalización del alma y la vocación;
…le pido por el capital, para que mirándose en el espejo de las naciones desarrolladas comprenda que su función social deviene en beneficio propio;
…le pido por el trabajo, para que observando la experiencia en aquellas naciones en las que pretendieron convertirlo en dictadura bajo el pretexto de la socialización de la riqueza, terminaron arrastrándolo en el fracaso que encierra cualquier sistema en el que el esfuerzo no tiene premio y el individuo se convierte en nada más que una nómina sin alma ni presencia;
…le pido que aparezcan verdaderos estadistas, capaces de diagramar un país distinto, moderno, viable y progresista, que vuelva a concitar las miradas del mundo no con destino de desprecio y crítica sino con aquella admiración que despertamos por cultos, laboriosos y modernos;
…le suplico que todos entendamos que así como están, las instituciones y las cosas no nos sirven para nada. Que tenemos que cambiar la forma de elegir a nuestros gobernantes, que tenemos que cambiar la forma de elegir a nuestros jueces, que tenemos que cambiar la forma de elegir a nuestros representantes, que tenemos que cambiar, por fin, esta oligarquía del fracaso por una generación de dirigentes que sientan que la sociedad los observa, los premia o los castiga de acuerdo a cual fuese su comportamiento;
…le pido que nosotros, quienes día a día comunicamos desde los medios, abandonemos esta enfermiza mediocridad que nos ha atacado, dejemos de berrear por nuestros supuestos derechos y beneficios y entreguemos cada minuto de nuestras vidas a ser cada vez más cultos y convencernos que la única vía hacia la libertad del hombres es el conocimiento y que es nuestro deber transmitirlo. Que nos quite del alma el vedetismo, que no saque toda sombra de soberbia, que nos haga sentir al servicio de los demás y no como referentes de nada. Y que sobre todas las cosas nos dote del rigor profesional suficiente como para no mentir aún no queriendo hacerlo, no suponer en lugar de corroborar y no estigmatizar en lugar de analizar;
…le pido que proteja nuestras riquezas naturales, bendiga nuestras cosechas, ilumine a nuestros científicos, le dé coraje a nuestra siempre prebendaria industria, futuro a nuestros profesionales, rigor a nuestras universidades, luz a nuestras iglesias, responsabilidad a nuestros comercios, hombría de bien y fé a nuestros sacerdotes, salud al alma de nuestros deportistas y vocación de servicio a la Patria a nuestros militares.
Le pido, por fin, que si realmente es argentino –como tantas veces se ha dicho- una vez, tan sólo una vez…nos haga un guiño que nos permita sentirlo así.
Este país, que ya no da más, lo necesita.
(Nota de Adrián Freijo publicada el 1 de enero de 2014)