DADY, SUSANA Y LA SOCIEDAD DE LA TRISTEZA ETERNA

El país vive una crisis sanitaria y se dispone a padecer una aún más extensa y dramática que afectará su economía y su futuro. Sin embargo se enfrasca en debatir sobre Dady Brieva y Susana Giménez. ¿Estúpidos o distraídos?.

Dady Brieva y Susana Gimenez se han convertido en el centro del debate nacional. Uno, de escasa cultura y marcada decadencia artística y personal, solo encuentra notoriedad en afirmaciones disparatadas, escándalos y polémicas de baja estofa que acompañan un presente en el que lo mediático ya ha enterrado en su vida todo lo artístico.

La otra, apoltronada en el Olimpo de una Argentina con pretensiones de Hollywood berreta, vive una vida aislada y solitaria que nada tiene que ver con el glamoroso negocio que ella misma y sus productores han armado en torno a su figura.

Ninguno de ellos representa a la sociedad argentina. No somos fanáticos de la provocación para tener cámara, como hoy es el cómico santafesino, ni vivimos un micromundo de impunidad narrada en directo como la dama de los teléfonos. Ellos pertenecen a un universo que no es el nuestro y juegan, con menor o mayor torpeza, un juego al que no estamos invitados y del que no queremos participar.

¿A quién le importa si Dady quiere que seamos Venezuela?; ¿alguien puede creer que su opinión juegue a favor o en contra de semejante dislate?. Si el Midachi resolviese ir a parar con sus huesos a las tierras de Maduro…¿cuánto pasaría para que todos nosotros nos olvidásemos de su decisión y no dedicásemos un instante a saber de su destino?.

Lo que debe concentrar nuestro interés es la convicción de que cualquier intento de convertir a nuestro país en una nueva Venezuela estaría condenado indefectiblemente al fracaso. La diversidad de nuestros recursos -frente a la nación caribeña que solo depende del petróleo- la extendida clase media y su propia organización institucional no deja margen alguno para semejante intento. No somos mejores ni peores que los venezolanos…somos distintos.

Y si Susana se va a Punta del Este, se tropieza bajando a buscar una copa de champagne o quiere ser residente uruguaya…¿que quita o agrega al diario vivir de los argentinos?. Más grave y peligroso sería que los dinosaurios estuviesen vivos…

Por momentos parece que la instalación de estas cuestiones como tema de debate tiene mucho que ver co la convicción de nuestros gobernantes -estos, los que se fueron y los que vendrán- de estar liderando una nación de imbéciles capaces de creer cualquier cosa. Por que saben que en el pasado hemos comprado todo tipo de versos y mentiras que pusieron delante de nuestra narices.

Mejor no hacer memoria…

Concentremos nuestro esfuerzo en resolver que vamos a hacer con una economía quebrada en un mundo que enfrenta el desafío más determinante desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Y tal vez en como deberían ser las nuevas reglas de juego en un tiempo tan tormentoso.

¿Qué haremos con el trabajo?, ¿con el estado?, ¿con las instituciones?, ¿con la moneda?, ¿con la justicia?, ¿con las organizaciones sindicales y empresarias?, ¿con la educación?, ¿con la deuda?, ¿con los bancos?, ¿con el contenido de los medios de comunicación?, ¿con las libertades públicas y las obligaciones comunes?, ¿con la cultura como base del nuevo tiempo?, ¿con el acceso universal a las nuevas tecnologías?, ¿con los subsidios?, ¿con las jubilaciones?, ¿con el crédito público y privado?, ¿con el control de los actos de gobierno?,? ¿con la política y el sistema de representación necesario para que no siempre los malos se aseguren poder, conchabo y riqueza?, ¿con el campo, con la industria, con el comercio, con los precios, con el consumo?…

O sigamos discutiendo la decadencia de Dady y la nube aireada de Susana, emergentes ambos de una sociedad que no se cansa de su propia mediocridad y tristeza.

Usted elige…