La ex esposa de Nisman centra su esfuerzo en descalificar a la fiscal Fein; Jaime Stiuso lanza dudas sobre el muerto y luego desaparece. El gobierno respira porque nadie investiga.
Una alianza impensada, aunque los conocedores de las cuestiones vinculadas a los espías sostengan que no lo es tanto, se da por estas horas entre el gobierno, la viuda de Alberto Nisman y el espía Jaime Stiuso.
Mientras la primera enfoca todo su esfuerzo en demorar y complicar la investigación llevada adelante por la fiscal Fein, el otrora todopoderoso Jefe de Operaciones de la SIDE declara en forma «secreta» dejando mal parada a la víctima, a quien presenta como un hombre equivocado, caprichoso y empecinado al que él ni siquiera atendió en sus últimos días de vida, y el gobierno sintetiza ambas posturas lanzando una dura campaña contra el poder judicial y contra una Secretaría de Inteligencia que ahora y siempre estuvo bajo su control.
Desde un principio Arroyo Salgado hizo lo posible para retardar las medidas judiciales y alejar temporalmente las pericias del momento del crimen. Aquella torpe maniobra con la tapa de la revista Noticias, burdamente armada por su actual pareja, o la demora inexplicable en designar peritos son pruebas suficientes de lo que acá decimos.
En círculos de la Casa Rosada todos coinciden que la salida de Stiuso hacia Uruguay fue monitoreada y asegurada desde la Secretaría General que conduce Anibal Fernández y ordenada directamente por Cristina. Nadie quiere que el súper espía esté al alcance de la prensa, de la justicia o de su más cercano círculo operativo; y para ello nada mejor que un mutis por el foro.
El lunes el gobierno presentó documentación que avalaría la denuncia del legislador Gustavo Vera por el presunto enriquecimiento ilícito del exfuncionario del Servicio de Inteligencia.
Sobre la denuncia de Parrilli, una investigación periodística del portal Tribuna de Periodistas ya decía en 2008 que Stiuso estaba implicado en el contrabando de artículos electrónicos “por parte de su partenaire en el Aeropuerto de Ezeiza, Alejandro Osvaldo Patrizio”.
Parrilli detalló que se detectaron 94 toneladas de importaciones de «destino incierto» y precisó que «mucha de esa mercadería ingresaba a nombre de Jaime Stiuso».
Ese portal recuerda que, además de lo denunciado en 2008, en 2005 se mencionó la sociedad de Stiuso y Patrizio para contrabandear elementos en Ezeiza, incluidos estupefacientes.
Y en julio de 2004, se publicó la primera “biografía” no autorizada de Stiuso. Cuatro años después, el mismo medio publicó cómo eran los negocios ilegales del mismo espía, hoy acusado por la muerte de Alberto Nisman por parte del gobierno.
Las tres notas fueron presentadas en la mesa de entrada de Casa de Gobierno, pero nada ocurrió y durante años el gobierno hizo silencio y protegió a Stiuso porque le servía para conseguir información clasificada contra sus “enemigos” de la oposición y el periodismo. También para atacar a los jueces que no se amoldaron a sus pedidos.
Es aquella denuncia periodística la que siete años después y en forma literal el gobierno presenta en la justicia como producto de una investigación de las nuevas autoridades de la SI. Muy poco serio…
Finalmente, Aníbal Fernández retomó esta mañana el Operativo Distracción: Acusó a Stiuso y otros dos funcionarios de la Secretaría de Inteligencia, de utilizar “una prerrogativa correspondiente a la ex SIDE para hacer ingresar mercadería para beneficio personal”.
“Se fueron detectando empresas que comenzaron a realizar movimientos de importación con containers que como eran destinados a la SIDE no pasaban por la Aduana, y hay una cantidad de kilos de mercadería de los que no se sabe qué pasó”, dijo el funcionario esta mañana a la prensa al referirse a la denuncia dada a conocer ayer por el secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli.
Todo indica que las tres patas de esta operación de distracción -la viuda, el espía socio y el gobierno- avanzan firmemente en la intención que los une a todos ellos: que nunca se sepa en verdad que es lo que ocurrió con Alberto Nisman.
Aunque esa misma actitud confirme lo que todos sospechamos…